Narrativas feministas en el cine de 2020: una guía
Las artes ofrecen un enorme abanico de posibilidades para representar problemas sociales contemporáneos y provocar una reflexión individual y colectiva sobre los mismos. El cine ha sido un medio a través del cual los poderes hegemónicos han difundido ideologías e imaginarios particulares. También ha sido un medio para la protesta social y contestación política a estos poderes.
Este espacio no sería el más apropiado para trazar una genealogía que explique la evolución histórica del cine social, político y revolucionario. Estas categorías merecen un detenido análisis sociohistórico que no responde a mis intenciones con el presente artículo. Simplemente quería poner en perspectiva la dimensión social del cine que es tanto arte como industria.
En ese sentido, ninguna manifestación artística está exenta de las controversias de su tiempo. El cine, pues, se configura dentro del devenir histórico de la humanidad y puede reflejar mucho de lo que se vive en la realidad. Una querida profesora una vez me dijo: “todo lo que vemos en el cine y la televisión es porque en alguna parte de este mundo ha ocurrido ya”. ¿Será que la vida real supera siempre a la imaginación?
En este artículo quiero hablarles sobre las narrativas feministas en el cine de 2020. Debo comenzar aclarando que no soy mujer y, por tanto, puedo equivocarme en mi lectura e interpretación de estas narrativas. Mi reflexión no parte de una experiencia personal, pues no he vivido lo que se representa en estas películas. Sin embargo, no estoy ajeno a los reclamos de las mujeres que cada vez cobran más fuerza en el debate público.
Creo que el cine y el arte de narrar pueden sensibilizar y mover a la empatía si somos lo suficientemente receptivos. También debo reconocer que me estoy tomando libertades enormes al etiquetar estas narrativas como “feministas”, pues no he dialogado con los guionistas y directores de estas películas para conocer sus intenciones al llevar estos proyectos a la pantalla ni sus posturas específicas sobre estos temas.
Tampoco pretendo ofrecer un análisis detallado de cada película. Más bien, se trata de una guía de visibilidad para que despierte la curiosidad entre quienes nos leen. Cada quien podrá analizar dichas películas a la luz de los acontecimientos actuales y las discusiones sobre los derechos de las mujeres. Las que he de mencionar aquí probablemente no son las únicas. Además, me estaré limitando al cine hollywoodense y británico, pero estoy muy interesado en expandir mis horizontes. Las siguientes películas son aquellas que he podido ver en mi país con las distintas plataformas digitales disponibles.
The Assistant: el movimiento #MeToo llega al cine
El terrible caso del productor Harvey Weinstein, las prácticas de acoso sexual en las distintas esferas del poder que han ido quedando al descubierto en años recientes, y el surgimiento del movimiento #MeToo comienzan a hacer eco en el cine.
El año pasado, por ejemplo, la película Bombshell retrató las prácticas de acoso sexual en Fox News por parte del ejecutivo Roger Ailes. La película fue recibida con críticas mixtas, si bien las actuaciones del trío Charlize Theron -Nicole Kidman – Margot Robbie fueron muy alabadas, siendo dos de ellas (Theron y Robbie) nominadas al Óscar de mejor actriz y Mejor actriz de reparto, respectivamente.
Sin embargo, cuando se trata de los casos surgidos a la luz pública en la industria cinematográfica, es probable que The Assistant sea la que mejor ha dado cuenta de ello. Esta película, dirigida y escrita por Kitty Green, llegó a cines de Estados Unidos en enero de este año vía Bleecker Street. No está basada en un caso real específico, como sí lo está Bombshell, pero retrata una realidad muy compleja con una atmósfera de tensión y silencios.
Sigue a la joven Jane (Julia Garner) en su trabajo como asistente en una compañía de producción cinematográfica, quien se encuentra en un ambiente laboral marcado por el maltrato psicológico, el acoso y la explotación sexual, la misoginia y el abuso de poder. Paradójicamente, las agresiones a las que se enfrenta Jane nunca son extremas, pero no dejan de ser graves. Estas se van acumulando tan sutilmente que terminan representando una carga enorme para la joven. Garner logra expresar magistralmente ese estado emocional de opresión con gestos y miradas.
Al final, la película te deja con más preguntas que respuestas, lo cual quizá sea un acierto, pues no es aleccionadora, sino abierta a la interpretación y reflexión personal del porqué algunas mujeres en situaciones determinadas soportan en silencio estas agresiones o, cuando por fin hablan, son igualmente silenciadas por los poderosos.
Miss Juneteenth: feminidad y negritud
Una de las películas más interesantes y originales que he visto este año es, sin duda, Miss Juneteenth. Esta pequeña joya tuvo su estreno en VOD el 19 de junio tras haberse presentado en el Festival de Cine de Sundance previamente en el año. La historia sigue a madre e hija en una historia de superación personal en los márgenes de la pobreza.
Turquoise Jones (Nicole Beharie) fue alguna vez la ganadora del título Miss Juneteenth, un concurso de belleza local que ofrece becas de estudio a sus participantes si logran cumplir con un riguroso entrenamiento de belleza y refinamiento. Por supuesto, al final solo una puede ganar el premio máximo. Sin embargo, a Jones no le sirvió de mucho ganar el concurso. Aunque las razones no quedan claras, su vida no cambió mucho después de ganar el título, siendo una decepción para las responsables del certamen y, desafortunadamente, para ella misma.
Por ello intenta hacer que su hija Kai (Alexis Chikaeze) compita y gane el certamen que se presenta como única salida a las limitaciones económicas. Kai, sin embargo, solo quiere ser bailarina. Así, madre e hija atraviesan un proceso doloroso (aunque triunfante al final) sobre una pregunta clave: ¿qué tipo de mujer debo ser?
En respuesta a dicha pregunta, la joven Kai declama en la noche final del concurso frente a la audiencia, la cual incluye a su propia madre, el poema Phenomenal Woman de Maya Angelou, pero lo hace en una forma muy particular que habla de su identidad personal. Por ello, más que cualquier otra cosa, Miss Juneteenth, dirigida y escrita por Channing Godfrey Peoples, es una mirada cuestionadora a las expectativas de la sociedad para la mujer negra y, en última instancia, una celebración de la mujer negra más allá de los cánones de feminidad, belleza y éxito impuestos por una sociedad blanca patriarcal.
Misbehaviour: ¿Son posibles distintas clases de feminismo?
En una línea similar a Miss Juneteenth, esta película británica estrenada en Reino Unido en mayo toma como punto de partida un certamen de belleza. La diferencia fundamental, sin embargo, es que esta está basada en un caso verídico. Se trata del concurso Miss World en su edición de 1970, celebrada en Londres, la cual desencadenó una serie de protestas encabezadas por el movimiento de liberación de las mujeres, el cual alegaba la objetivación y explotación de la mujer a través del certamen, y exigía su cancelación.
La historia va presentando de manera intercalada a mujeres de distintos trasfondos y contextos socioculturales. Por un lado, tenemos a Sally (Keira Knightley), quien aspira a atender una prestigiosa universidad, pero no cumple con el perfil de joven promesa que espera el comité seleccionador. Sally es madre divorciada y, aunque cree en la importancia de la lucha feminista, entiende (al menos al inicio) que la mejor manera de transformar las instituciones es desde las mesas donde se toman las decisiones importantes. Su visión pronto choca con la de la rebelde Jo Robinson (Jessie Buckley), quien practica un feminismo radical desde las calles y contra las instituciones que perpetúan la inequidad.
Por otro lado, están las participantes del concurso, especialmente Jennifer, Miss Granada (Gugu Mbatha-Raw) y Pearl, Miss Sudáfrica (Loreece Harrison). Para estas dos mujeres negras que siempre se han enfrentado a las limitaciones que supone su color de piel, el concurso se presenta como una oportunidad de cambio y superación que podría inspirar a las chicas como ellas. De hecho, es Miss Granada quien se alza con la corona, convirtiéndose en la primera mujer de su país en ganar el certamen (ocurrió así tanto en la película como en la vida real).
Sin embargo, la película no logra un balance efectivo entre el entretenimiento cómico y el tratamiento serio y profundo de sus temas. ¿Estamos aquí ante distintas clases de feminismos? ¿Todos pueden coexistir amistosamente? Philippa Lowthorpe no parece asumir una postura concreta en su película y casi siempre deja a las mujeres negras de lado para enfocarse más en la historia de Sally. En ese sentido, Misbehaviour es una película crowdpleaser de pocos cuestionamientos y muchas risas. No obstante, vale la pena el visionado al menos para conocer un poco de esta interesante historia real.
Swallow: género, cuerpo y poder
He dejado para el final a la película más extraña y chocante de todas: Swallow, estrenada en Estados Unidos el pasado mes de mayo bajo la insignia de IFC Films. Estamos ante una interesante película de horror psicológico que toma como punto de partida el cuerpo de su protagonista para construir una reflexión acerca de los imaginarios colectivos sobre la mujer en las sociedades patriarcales.
Con un diseño de producción deslumbrante y un hipnótico uso de colores, la película sigue a Hunter (Haley Bennett) mientras se adapta a su nueva vida de casada con el joven rico Richie Conrad (Austin Stowell). Hunter no encuentra mucho que hacer: no práctica profesión alguna y pasa los días en la enorme y lujosa casa, donde juega un poco con una innovadora decoración. Pronto descubrimos su particular fascinación por ingerir pequeños objetos que, una vez desechados, limpia y guarda cuidadosamente. Todo se complica cuando queda embarazada y en uno de los sonogramas descubren la presencia de ciertos objetos en su sistema intestinal.
Tanto Richie como los suegros de Hunter se alarman profundamente, no tanto por el bienestar de la joven, sino porque su cuerpo representa solo un vehículo para traer al mundo al nuevo miembro de la familia. Ella es solo un adorno en la vida perfecta de la familia Conrad y su aparente crisis mental solo altera el orden de las cosas, por lo que es sometida a un proceso de extrema vigilancia, además de que debe ver cada cierto tiempo a una psicóloga que rinde cuentas a la familia.
Para no hacer spoilers, en lo que resta de la película viajamos al doloroso pasado de Hunter y sus historias familiares de la infancia, las cuales han influido fuertemente en su forma de ser y su estado emocional. Swallow, dirigida y escrita por Carlo Mirabella-Davis, es la historia de una mujer rota que debe luchar sola para tomar no solamente el control de su propio cuerpo, sino también de su destino.
Otras películas que vale la pena ver:
Otras narrativas feministas se observan en Judy & Punch, que va de la violencia doméstica; Shirley, sobre la mujer confinada; y Never Rarely Sometimes Always, acerca de los derechos reproductivos de la mujer.

Kenny Díaz nació un 28 de enero de 1996 en Carolina, Puerto Rico, en donde vive. Creció viendo telenovelas con su mamá y amando el pop romántico contemporáneo. Su amor por el cine vendría más tarde junto con el seguimiento a las premiaciones como los Globos de Oro y los Premios Óscar. Ama el cine de Terrence Davies y las historias centradas en personajes femeninos fuertes y complejos. Obtuvo su bachillerato en Historia de América en 2019 de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Actualmente cursa una Maestría en Estudios Culturales en la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Gurabo. Entre sus intereses de investigación están los movimientos sociales y prácticas de resistencia, la construcción de culturas de paz y el problema de la violencia en América Latina desde la producción cultural, con énfasis en el cine y la literatura. Aspira a ser guionista de cine en unos años, así como docente e investigador.
Toda película que se precie (y que se extiende a cualquier obra) es hija de su tiempo. Esa que fomenta el pensamiento crítico y que contribuye, supuestamente, a nuestro crecimiento personal.
Muy lentamente, demasiado, y gracias al sacrificio de los colectivos feministas y a la promulgación de leyes por la igualdad, se está consiguiendo una mayor visibilidad para así romper con esos roles tan concretos que tradicionalmente han sido ocupados solo por mujeres. Pero el camino es largo…
Por supuesto, esta corriente actual que se está manifestando en obras como las ya mencionadas en el texto que nos ocupa fomentan dicha visibilidad. Con mayor o menor acierto, es de agradecer que más allá de brindarnos el entretenimiento de turno, se conviertan en esa llamada tan necesaria para destapar lo podrido que están todas esas industrias en las que a veces también nos convertimos en cómplices.
Un saludo y buen artículo.