Palomita de maíz

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Los mejores monólogos cinematográficos

Escrito el 21 enero, 2021 @VVelSant

Supuestamente, los monólogos son cosa del teatro. Un intérprete hablando de manera ininterrumpida durante un lapso considerable de tiempo parecería un recurso más inherente al teatro que al cine. No obstante, el séptimo arte se las ha arreglado para incluir estos momentos acertadamente en algunas películas y aquí hago una recopilación de los que han pasado a la historia de manera memorable.

Por su naturaleza, este artículo contiene spoilers sobre las películas citadas. Vale la pena aclarar que no se tomaron en cuenta monólogos en voz off, por lo que el enérgico arranque de Trainspotting, las reflexiones internas del protagonista en The Tree of Life o el recital final de Sam Gamgee en The Two Towers no fueron considerados.

The Devil’s Advocate (1997)

Dir. Taylor Hackford.

El Abogado del Diablo es quizá uno de los mejores intentos del cine comercial en incluir un monólogo dentro de la trama, pues, en general, vemos este tipo de escenas en películas de autor o cine menos palomero. Esta cinta narra una historia de dilemas éticos disfrazada en una trama sobrenatural. Kevin Lomax es un abogado ambicioso, interpretado por Keanu Reeves, que hace a un lado su moralidad con tal de conseguir el éxito y riqueza, ya que opta por defender a toda la calaña de la sociedad, en vez de ponerse de lado de sus víctimas.

Es ahí cuando entra en escena el diablo, personificado por un exquisito Al Pacino, que se la pasará tentando a Kevin a lo largo de la película hasta hundirlo en un espiral de podredumbre y corrupción, obligándolo a buscar la redención. Es justamente al final de la cinta cuando el Diablo revela su identidad esgrimiendo un venenoso monólogo en que crítica ferozmente la doble moral de la religión católica, asegurando que él es más humanista que cualquier ente religioso, pues ama al humano tal como es y no lo juzga a pesar de todas sus imperfecciones.

LA FRASE: «¿Quién en su sano juicio se atrevería a negar que el siglo XX fue obra mía?»

 

 

The Great Dictator (1940)   

Dir. Charlie Chaplin.

Cuando el cine sonoro se puso de moda y casi todas las producciones se filmaban en tal formato, Charles Chaplin se siguió aferrando al cine mudo y no rompió el silencio sino hasta que tuvo algo verdaderamente importante que decir. Uno de los momentos más memorables dentro de su filmografía ocurre con su monólogo en The Great Dictator, épico tanto por el mensaje que enuncia, como por el hecho de que la más grande figura del cine mudo rompiera su voto de silencio para arremeter un mensaje a favor de la paz.

Chaplin deja al descubierto su lado más dramático en un discurso, cuyo principal mérito es que fue improvisado en su mayor parte. En éste ataca la entonces política de Hitler, quien se encontraba en su máximo apogeo cuando se estrenó la película. Con un mensaje que sensibiliza, entristece y motiva a partes iguales, esta poderosa secuencia vuelve a tener mucho sentido en los tiempos post-Trump.

LA FRASE: «Luchemos por un mundo en que domine la razón, un mundo donde la ciencia y el progreso lleven la felicidad a todos los hombres.»

 

 

Eyes Wide Shut (1999)

Dir. Stanley Kubrick.

Ojos bien cerrados es una pieza clave en la filmografía de Stanley Kubrick por varias razones. Se trata de su último filme y testamento cinematográfico. A nivel mediático, la cinta causó gran revuelo por el morbo provocado de que la entonces pareja hot de Hollywood – Tom Cruise y Nicole Kidman – actuaran como marido y mujer en la película. La obra del realizador siempre estuvo cargada de grandes diálogos, pero el monólogo más redondo de su filmografía vino de la mano de una Nicole Kidman fantástica en una de las escenas iniciales del filme.

Después de fumar marihuana, Alice (Kidman) confiesa a Bill (Cruise) que, ya estando casados, se topó en una ocasión con un teniente marino que le provocó una brutal atracción, de modo que estuvo fantaseando con él durante todo el día, incluso en el momento en que tuvo relaciones con su pareja. El punto más álgido de este recital ocurre cuando Alice asegura que, después de tener sexo, la pareja empezó a hablar de su futuro y ni siquiera en esos momentos ella dejó de pensar en el hombre que le había resultado tan atractivo, asegurándole que, en ese instante, ella hubiera estado dispuesta a renunciar a todo, incluso a su esposo e hija, con tal de pasar una noche con él. La escena sin duda pone sobre la mesa de manera magistral temas como el deseo y la infidelidad, de una manera tan frívola que deja a la audiencia tan perpleja como al personaje de Cruise tras conocer tal revelación.

LA FRASE: «Desperté a la mañana siguiente con pánico, no sabía si temía más que él se hubiera ido o que siguiera ahí.»

 

Marriage Story (2019)

Dir. Noah Baumbach.

El monólogo de Laura Dern en Marriage Story quizás sea uno de los momentos más memorables de su carrera. Como a la abogada Nora Fansahw declama un enérgico discurso sobre la maternidad y la vara exigente con la que la sociedad evalúa a las mujeres que son madres, mientras que es condescendiente con los padres. Haciendo una brillante analogía en el que incluso mete a colación a la Virgen María, el momento está cargado de tanta chispa, que es difícil aguantarse las ganas de aplaudir.

LA FRASE: “Siempre vas a quedar sujeta a un estándar mucho más elevado.  ¡Y está jodido, pero así son las cosas!

 

Birdman (2014)

Dir. Alejandro González Iñárritu.

En uno de los mejores ejercicios cinematográficos de la década pasada, González Iñárritu, presenta una película de autor en la que disecciona la psique de su personaje principal: un actor que alguna vez estuvo en la cima y a quien ahora le queda contemplar la sombra de su pasado, sin dejar de aferrarse al éxito y procurando volver a abrazar la fama que disfrutó en algún momento de su vida.

Cargada de diálogos sublimemente existenciales y secuencias surrealistas bien ejecutadas, es Emma Stone quien, interpretando a la hija del protagonista, está a cargo del gran monólogo de la película. En esta secuencia, Birdman (Michael Keaton) se queja de lo retador que significa para él estar al frente de una puesta en escena de Broadway. Su hija (Stone), a modo de reclamo, arremete en contra de su padre el hecho de que sus pies estén despegados de la tierra y que su ego lo haya cegado irremediablemente. Es increíble que no pueda dimensionar lo complejo que es el mundo al estar exclusivamente enfocado en dejar huella, recalcándole lo insignificante que es él en este orden universal.

LA FRASE: «Haces esta obra porque tienes miedo de enfrentar, como el resto de nosotros, el no importar, y adivina qué: tú no importas.»

 

The 25th Hour (2002)

Dir: Spike Lee.

El monólogo de esta película se sale de lo tradicional, y es por ello por lo que destaca tanto. 25th Hour cuenta la historia de un sujeto que disfruta sus últimas 24 horas de libertad previo a cumplir una condena en prisión, aprovechándolas para cerrar cuentas y expiar culpas con personajes del pasado. El monólogo ocurre prácticamente al principio de la película y funciona porque, en una especie de secuencia surrealista, el personaje vocifera contra sí mismo hablando en el espejo. A partir de su reflejo, se logra un efecto en el que parece que el personaje está despotricando contra la audiencia.

El discurso, que se extiende por poco más de 5 minutos, funge como apología del enojo en el que el protagonista, a cargo de un furioso Edward Norton, escupe y vocifera todo su odio hacia el mundo que lo rodea, el propio sistema y todo aquello que lo convirtió en un hombre que debe pagar una condena. Todo para que al final se dé cuenta de que la única persona con la que está enojada es con él mismo. Además, destaca porque, entre otras cosas, es una de las secuencias del cine en la que más veces se pronuncia la palabra fuck.

LA FRASE: «No. Jódete tú. Lo tenías todo y lo echaste a perder.”

 

Network (1976)

Dir. Sidney Lumet.

Siguiendo en la línea de monólogo fúricos, el de Network no tiene nada que envidiar al de Edward Norton en The 25th Hour, ya que, no solo guarda las mismas dosis de enojo, sino que también es sumamente crítico y pesimista. Esta historia narra la doble moral de los medios de comunicación y cómo es que estos pueden maquillar la información de modo que satisfagan sus intereses.

La película comienza con el despido, debido a los males niveles de audiencia, de un presentador de noticias veterano, interpretado por Peter Finch. Le notifican que esa será su última semana al frente del noticiero, dándole oportunidad de despedirse de su audiencia. En la noche siguiente, el conductor anuncia su despido y que es tal su frustración que se suicidará frente a las cámaras en algún momento de esa semana.

Esto provoca, inminentemente, que los niveles de audiencia se disparen y que la directora de entretenimiento del canal asuma la producción del programa, aprovechando la furia del conductor para convertir el espacio en una suerte de circo mediático. En una de las emisiones, el presentador se adueña de la indignación colectiva, al expulsar un monólogo digno del propio Orwell. Aquí expone lo más vergonzoso de una sociedad dominada por los medios de comunicación, y asegura que la gente prefiere quedarse en casa creyendo lo que dice el televisor, permitiendo así que su mundo se vuelva cada vez más pequeño.

LA FRASE: «Estoy endemoniadamente enojado y no pienso tolerarlo más.»

 

Amour (2014)

Dir. Michael Haneke.

Una de las mejores películas francesas del cine contemporáneo prácticamente se sostiene con el guion y sus intérpretes, ya que la historia únicamente cuenta con dos personajes y un solo escenario. Mientras que la mayoría de las historias de amor narra el romance en la juventud, este largometraje de Michael Haneke rompe moldes mostrando el romance de la tercera edad, en el ocaso de la vida.

El matrimonio formado por Anne (Emmanuelle Riva) y George (Jean-Louis Trintignant) tendrá que superar una última prueba cuando ella es diagnosticada con una enfermedad degenerativa que la dejará en estado vegetativo. Así, ella le hace prometer a su esposo que no la llevará al hospital a pesar de lo difícil que se pongan las cosas. Después de padecer todo el viacrucis de la enfermedad hasta llegar al punto en que Anne no puede ni siquiera reconocer a su esposo, éste ofrecerá un último acto de amor en el que, después de contarle una conmovedora anécdota de su infancia, toma la almohada y la asfixia. Por extraño parezca, esto es lo que se puede entender por un final romántico al estilo del cine de Haneke.

LA FRASE: «Era la tercera vez que la paloma entraba por la ventana, pero esta vez la sujeté, la acaricié y la solté observando como emprendía el vuelo.»

 

Youth (2015)

Dir. Paolo Sorrentino.

Youth, del director Paolo Sorrentin, es quizá una de las mejores representantes del cine hípster, armonizando lo bohemio y millennial con un toque que apela en todo momento al cine europeo (es en realidad una producción italiana hablada en inglés y con actores de Hollywood). El largometraje es visualmente atractivo y cuenta con unos diálogos cargados de nostalgia, de modo que el filme termina siendo una carta de amor hacia la juventud desde los ojos de la vejez.

La película tiene desde momentos surrealistas hasta secuencias musicales y alberga tres monólogos muy potentes. El primero, a cargo de Rachel Weisz, y el segundo, en voz de Jane Fonda, son destacables, pero el ganador es el monólogo que ocurre al final de la película, en un momento cargado de intimidad entre los dos protagonistas, Harvey Keitel y Michael Caine. En tal secuencia, Keitel reflexiona sobre el hecho de que la vejez lo ha llevado a sumergirse en la rutina y que para él no vale la pena vivir si ya todas las emociones han sido experimentadas. Caine, por su parte, escucha estas últimas palabras de su mejor amigo, quien salta posteriormente del balcón y termina con su vida.

LA FRASE: «Tú dices que las emociones están sobrevaloradas, pero no es cierto. Las emociones son lo único que tenemos.»

 

Who’s Afraid of Virginia Woolf? (1966)

Dir. Mike Nichols.

Así como Stanley Kubrick expuso ante las cámaras al matrimonio consentido de los ’90 con Eyes Wide Shut, Mike Nichols logró la misma hazaña en Who’s Afraid of Virginia Woolf? con uno de los matrimonios más célebres de la industria en los ‘60, al hacer que Elizabeth Taylor y Richard Burton se enfrentaran despiadadamente a cuadro en una película que contiene posiblemente las mejores discusiones de un matrimonio que se han visto en la gran pantalla.

El filme muestra una velada en que un matrimonio mayor – Martha (Taylor) y George (Burton) – invita a tomar unos tragos a un matrimonio joven. Conforme avanza la noche, la pareja de veteranos iniciará una dinámica de juegos verbales macabros en la que sumergirán a la novel pareja, causando que terminen enfrentándose, atacándose y revelando la peor faceta de sí mismo

El monólogo que nos ocupa ocurre en la recta final de la película y es una verdadera oda la tragedia, ya que, después de hacernos creer que el personaje de Martha (sublime Taylor) odia profundamente a su esposo George, ella expone su vulnerabilidad, soledad y miseria interior asegurando que, en realidad, él es al único hombre al que ella ama y que la hace feliz, aun cuando dice no merecer ser feliz.

LA FRASE: «George…ese hombre al que nunca le perdonaré haber cometido el lastimero, insultante y doloroso error de amarme a mí.”

 

Apocalypse Now (1979)

Dir. Francis Ford Coppola.

Desde El Padrino, Francis Ford Coppola demostró que es un genio para los diálogos. De por sí toda la duración de Apocalypse Now es una obra maestra de la imagen y el guion, pero con el monólogo a cargo de Marlon Brando, plasmó las palabras adecuadas que se convierten en ese potente clímax, explotando así todas las emociones contenidas dentro del filme. Brando disecciona en el monólogo más terrorífico y desolador que compone este listado, un análisis sobre el horror, la violencia y sus consecuencias.

LA FRASE: «El horror tiene un rostro y tienes que hacerte amigo del horror si quieres conocer la victoria.»

 

Schindler’s List (1993)

Dir. Steven Spielberg.

Cerramos este listado con Schindler’s List, la cual contiene un monólogo sencillamente demoledor. Oskar Schindler (Liam Neeson) fue un empresario que salvó a millones de judíos ofreciéndoles trabajo en su fábrica y protegiéndoles del ejército nazi. Al final de la película, cuando el personaje debe huir y despedirse de los judíos que le deben la vida, el personaje se desmorona y, ante esos miles de ojos que respiran gracias a su bondad, se lamenta por no haber salvado a un judío más, sollozando por no haber hecho todo lo posible por salvar tan siquiera a alguien más.

La escena es un suceso brutal e impresiona, aún más que las impactantes imágenes presentes en todo el filme. Además, ese recital es rematado con la escena previa a los créditos en la que los descendientes verdaderos de los judíos que salvó Schindler se reúnen alrededor de la tumba del alemán, en uno de los mejores tributos que podemos presenciar en el cine.

LA FRASE: «¡No hice suficiente! ¿Por qué conservé mi auto? Hubiera podido salvar más personas a cambio del auto. Una persona más, al menos una persona más.»

 

 

 

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