Jorge Xolalpa Jr. – un soñador triunfando en Hollywood
Jorge Xolalpa Jr. es un cineasta mexicano residente de Los Ángeles, California. Abogado de profesión, pero escritor, director, actor y productor por pasión, en 2014, Jorge escribió el cortometraje Brian’s Birthday. La emoción lo llevó a lanzar Mighty Aphrodite Pictures, compañía productora concentrada en la producción de historias impulsadas por mujeres.
En 2016, Xolalpa dirigió su primer largometraje, Blue Line Station (2016), protagonizado por Summera Howell y Leo Ramsey. La película fue filmada en un iPhone 6 PLUS y un adaptador anamórfico en once días, con un presupuesto de solo $100 dólares. Sin experiencia detrás de cámaras, Jorge tomó su iPhone y filmó la película sobre una pareja de adolescentes en busca de una clínica de Planned Parenthood para lidiar con un embarazo no deseado. La cinta estaría presente en 46 festivales de cine.
En 2017, Xolalpa dirigió su segunda película, Valentina (2017), protagonizada por Victoria del Rosal, Estela García y Eduardo Román. Éste fue su primer proyecto filmado íntegramente en español y contó con un presupuesto de $500 dólares. Valentina llegó a más de 40 festivales de cine, y ganó múltiples premios en festivales de San Diego, San Antonio, New Haven y Marina del Rey. Jorge vendió la película a la plataforma de transmisión Pantaya, de Lionsgate.
El año pasado, resultó ser demandante para Xolalpa. Fundó NYTA (Not Your Typical Assholes) Films, empresa hermana de Mighty Aphrodite Pictures, con la intención de producir contenido LGBTQIA+ y Latinx. Además, dirigió su cuarto largometraje, Your Iron Lady (Tu dama de hierro), una vez más protagonizada por Victoria del Rosal. Esta película, próxima a estrenarse, está basada en la memoria inédita de Teresa Ramírez, su madre.
En semanas pasadas, tuve la oportunidad de platicar con él en una sesión de Zoom. Desde su casa en Los Ángeles, Jorge me platicó sobre su próxima cinta. Además, platicamos sobre distintos temas de la industria y el mundo.
En tu más reciente película, Tu Dama de Hierro, diriges, produces y escribes. En otras de tus cintas incluso actúas. ¿Qué es lo que más te gusta hacer? ¿Prefieres dirigir, escribir o actuar?
Mi primer amor es escribir. Me considero primero guionista y luego director. Es algo que he estado aprendiendo en la industria conforme voy trabajando. Yo estudié derecho, entonces llevo apenas – desde el 2016 – cuatro años haciendo cine profesional. De hecho, hago una película cada año. El amor a los guiones que escribo es lo primordial y lo que me hace seguir.
Obviamente también actúo y produzco porque, como director independiente, también lo tengo que hacer. Pero no se compara con escribir y con la dirección que van de mano en mano, o al menos para mí. Disfruto mucho dirigir.
¿Qué tan difícil es cambiar entre géneros? Has escrito comedias y dramas, ¿qué tan complicado es hacer ese cambio de escribir drama y pasar a la comedia?
Es muy difícil para mí porque la comedia es muy, muy especial. Yo respeto a todos los escritores y guionistas que hacen comedia. También es muy difícil de vender si la haces en inglés y luego la pasas al español.
Para mí la comedia es un don muy especial, y yo no creo ser buen comediante, pero me aviento. Me gustan los retos, me gusta mucho actuar en comedias, creo que se aprende mucho, se siente mucho más lo que se tiene que hacer.
Eso sí, para mí, el drama es algo diferente de escribir. Poder escribir algo de comedia toma mucho tiempo, un mes. Para escribir un guion de drama, un poco menos de una semana. Es más complicada la comedia. Claro en el drama hay más revisiones, pero igual, el drama es interesante.
Siempre tengo ideas, pues esto es lo que me acompaña: dramas latinos son lo que más me llega porque yo lo he vivido. En este sentido, sí me gusta la comedia, me gusta verla. Es muy difícil escribir comedia, y el drama también, pero lo conozco bien.
Yo creo que hay algo muy especial en la tragedia, es algo del momento. Básicamente lo que he aprendido es ser lo menos chistoso que se pueda y así es como te vuelves chistoso. Quería hacer un sitcom con mi mejor amigo. No sabíamos adónde iba a ir, pero terminó siendo algo muy interesante porque tenía muchos temas muy oscuros, pero divertidos. Ya en la segunda temporada teníamos temas de “mommy issues” y cosas así que parecen chistosas, pero son oscuras.
Pasando a tu último proyecto, Tu dama de Hierro, ¿cómo se siente capturar la vivencia de los latinos en Estados Unidos? Tuviste que dejar un poquito de tu experiencia personal en esta película. ¿Cómo fue ese proceso?
Fue un proceso muy rápido. Estaba comiendo con Victoria del Rosal, la protagonista – yo a ella la consideró como una hermana, pues la conozco ya desde hace mucho – y le contaba que quería hacer una película sobre una mujer que llega a Estados Unidos, pero no quería nada de diálogo, más bien monólogos internos.
Ella me dijo que sonaba muy interesante y difícil. En ese momento mi mamá tenía una novela que no fue publicada y le pedí permiso para hacer una película sobre la mujer que se levanta todos los días a trabajar en busca del sueño americano (mi madre), basada en sus escritos.
El punto más importante era poder hacer una película para mi madre, pero también para explicar lo que uno como inmigrante vive en este país. Yo llegué muy pequeño, no perdí mi español, pero conozco mucha gente que sí. A veces se deja familia allá (México) y dicen que ya estás ganando en dólares y que ya eres parte de una cultura completamente diferente, pero que tampoco te acepta.
Yo quería que la gente viera y experimentara lo que es estar en este país. En un limbo. Con una parte de tu familia en tu país, y ellos ya no quieren ir a otra parte o no pueden venir a verte, y a ti tampoco te dejan. No puedes volver. Y aquí te hacen sentir mal.
Tu dama de Hierro es una carta de amor para mi madre y para las demás madres del mundo porque es una historia universal. Yo sé que la película es muy diferente (a otras cintas), pero mucha gente se ve reflejada. Ya conocemos la historia tradicional del inmigrante en la frontera y que trafica droga o que ha sido violado. Ya conocemos esa historia y es muy romantizada, pero nunca hablan de lo que pasa cuando llega y está aquí.
A veces la gente no es profeta en su tierra, ¿a qué le atribuyes que en México no se conocen tanto tus obras?
No conozco la dinámica, pero me gusta mucho el cine de México. Lo que pienso es que es la barrera cultural. Te repito que hace mucho que no voy a México.
No me gusta comparar. Por ejemplo, cuando salió Roma yo no entendía por qué causaba tanto bullicio. Roma es una película muy buena, muy bella, me encantó la fotografía, pero yo no entendía este furor. Me gustaba, pero no entendía cuál era el motivo de que la película fuera tan querida.
Al final entendí que era muy nostálgica para toda esta comunidad, de esa generación de Victoria (del Rosal) o Laura Flores. Yo pensé y le dije a mi mamá: tu eres mi Cleo, tú me criaste.
Yo creo que es un problema de barreras culturales más que nada.
Has dicho que no eres de aquí ni de acá ¿cuál es tu sentir sobre este gobierno (Trump) que quiere acabar con el programa Dreamers? ¿Cómo sientes no sólo al gobierno sino también a la sociedad que llevó a ese gobierno?
Es una más del gobierno (siempre ha sido un poco así) y también de la gente que está viviendo este momento, porque el gobierno no actúa solo. Estudié derecho y me encantaba. Me encantaba la política, ya no trato de meterme en la política, pero me encanta mucho la forma de estudiar al gobierno de Estados Unidos. En sí, el gobierno no es nada amigable hacia los inmigrantes tanto indocumentados como documentados desde siempre, pero sí tiene un cambio reciente muy grande, porque ahora el presidente está constantemente apoyando el racismo.
Sí lo siento y trato de usar mi tiempo. Estoy haciendo una cinta, una película que trata de la separación de padres e hijos en la frontera. Entrevistar a las familias separadas es algo muy difícil porque yo no quiero politizar mi trabajo, para mí es muy importante poder dar voz a una madre que no tiene fama y a más de 3000 niños que se encuentran todavía separados de sus familias.
¿Cómo has visto al mercado y a toda la industria por el uso de las plataformas digitales como Netflix?
Soy amante del cine. Yo voy al cine y veo las películas en el cine porque me encanta tener la experiencia, pero también soy amante de Netflix, porque siento que hay ciertas películas que se pueden ver así y no de otro modo.
Me encanta la experiencia de estar en el cine y que la película te transporte a un lugar completamente diferente. De hecho, estoy trabajando con Netflix en una cinta, espero que pronto se concrete. No está mal, hay que adaptarse. Ahora bien, la calidad de las cintas en Netflix es variada.
Derivado de todas las nuevas herramientas tecnológicas, ¿cómo ves el cine en 20 años? ¿Va a ser más diverso?
Creo que va a ser más difícil ¿no? Al igual que la pregunta pasada me quedé pensando, pero creo que va a estar difícil. Va a ser más factible hacer una cinta, pero eso no quiere decir que cualquiera podrá lograrlo con buena calidad. Cualquier influencer va a poder decir “hagamos una película” y no, hay que medirla, pensarla. Puede parecer fácil, pero no.
Yo no soy muy crítico, no me gusta criticar, pero creo que para las personas que en realidad tienen esa ambición, esa hambre de hacer una película, lo va a hacer más difícil. Va a ser más fácil por las herramientas, pero va a ser más difícil poder hacerlo porque cualquiera lo va a hacer.
Esta entrevista ha sido editada y condensada para dar claridad.

Iván Paredes es economista, esposo, padre de familia y cinéfilo. Ha colaborado en múltiples blogs sobre pobreza, arqueología y su zona favorita de la ciudad de México, Tacubaya. Ha estado involucrado desde el inicio en Palomita de maíz, presentando sus opiniones sobre el estado del cine mexicano y la relación entre el cine y la economía. Fanático de las películas mexicanas e intentando ofrecer una mirada descubridora del cine latinoamericano, en sus planes futuros está grabar un corto. Entre sus cintas favoritas se encuentran Niños del Hombre (2006), Soylent Green (1973) y Macario (1960).