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Huesera: de maternidades y ansiedades

Escrito el 22 marzo, 2023 @oraleia
Huesera. Dir. Michelle Garza Cervera. Disruptiva Films. 2022.

Ya llegué a la etapa donde se espera que sea mamá. Aún no lo decido – después de todo, sería lindo tener una bebé, cuidarla y verla crecer –, pero, siendo sinceras, me da miedo todo lo que conlleva. El embarazo implica la transformación radical del cuerpo, mente e identidad a tal profundidad que solo quienes la han atravesado la podrían describir con lujo de detalles. Y, a diferencia de un corte de cabello o un tatuaje, es algo de lo que no se regresa.

En México, el mandato de la maternidad es sagrado. La máxima figura femenina es María, la madre de Cristo, la Virgen de Guadalupe. Al inicio de Huesera, la ópera prima de Michelle Garza Cervera, Valeria (Natalia Solián) visita la monumental Virgen de Guadalupe de Ocuilan. La mirada de la gigante estatua dorada la observa y recuerda que su siguiente etapa debe ser la maternidad abnegada y devota. Poco después se embaraza. Aunque está feliz, da la impresión de que lo hizo porque su marido quería una familia y porque es lo siguiente que se debe hacer. Conforme avanza el tiempo y su cuerpo se transforma, ve a una figura femenina que truena todos sus huesos hasta el quiebre y que amenaza con adentrarse a su hogar.

El guion de Garza Cervera y Abia Castillo explora las ambigüedades y ansiedades que una podría enfrentar durante el embarazo. Después de todo, es un proceso aterrador: surge una criatura en tus entrañas que altera el balance químico y hormonal, que empuja los órganos internos para crecer mientras absorbe todo nutriente ingerido. La posibilidad y promesa de que será descendiente de una es lo que motiva a continuar. Los primeros meses suelen ser los más pesados: el cigoto provoca que el útero se eleve y pierda su naturalidad horizontal, provocando mareos y vómitos. Olores y sabores que antes hallabas placenteros podrían provocar un asco incontrolable. Es crucial comer mejor para que el feto se desarrolle saludablemente y quien lo carga no muera en el proceso. Por ejemplo, una puede desarrollar diabetes o anemia durante el embarazo. Para que el feto cree su esqueleto, extrae el calcio de los huesos de su madre, provocando que haya un mayor riesgo de fracturas, ya sea por accidentes externos o internos, como que el feto patee la caja torácica. Es imposible tomar ni un analgésico para el dolor, ya que corre el riesgo de afectar negativamente al bebé. Todo esto antecede al proceso del parto, otra potencial historia de terror.

Valeria vive una transformación tan pronto confirman su embarazo. Además de los cambios físicos, enfrenta alteraciones impactantes en su estilo de vida, incluyendo la pérdida de su autonomía y ser tratada como objeto por su ginecólogo. La misteriosa figura que truena sus huesos con cada movimiento amenaza su cotidianidad y la vida de familia tradicional que Valeria piensa que quiere, mientras le recuerda lo mucho que sacrificó para cumplir expectativas que no necesariamente quería para sí misma. La brillante interpretación de Solián carga al personaje de una ansiedad constante e impulsiva, similar a la energía de un animal en cautiverio que se está dando cuenta de su encierro y busca cómo escapar. Su proceso para lidiar con la Huesera y buscar la tranquilidad que necesita para seguir viviendo la lleva por un camino peligroso al retomar un viejo mal hábito: tronarse los dedos.

Huesera. Dir. Michelle Garza Cervera. Disruptiva Films. 2022.

El horror construido en Huesera es sutil, amenazante y latente. Dentro del subgénero de mujeres a punto de ser madres enfrentando sus peores miedos, usualmente se encuentran alguien quiere dañar a mi bebé o mi bebé es un monstruo; no obstante, esta película es, quizás, la primera que retrata la ambivalencia respecto a la decisión de ser madre en sí. Nadie quiere hablar de eso, ¿para qué? ¿Para desanimar a las mujeres de tener un bebé y privarles de la maravilla de ser madre? ¿Para que piensen que hay otras alternativas en la feminidad?

El mandato materno es una de tantas herramientas de control sobre las mujeres, pintado de rosa y dulcificado a tal grado que es casi imposible cuestionarlo, más cuando el cuerpo está en esa trinchera. Después de todo, se nos repite, desde la infancia, que nunca seremos “mujeres de verdad” hasta que tengamos hijos y que ese acto es lo más maravilloso y hermoso que puede pasar. Jamás se habla de su lado más tétrico. Aun las mujeres más “salvajes” ante los ojos de la sociedad – como las que traen el cabello corto o pintado de colores fantásticos o las que no son heterosexuales – son redimidas y aceptadas una vez que cumplen (o están por cumplir) con el mandato materno.

A través de los enormes y cansados ojos de Valeria, se cuestiona la imposición de la maternidad y el gran sacrifico que se demanda para cumplirlo, incluyendo renunciar a la identidad individual y ser sujeto de violencia obstétrica. Agradezco que Garza Cervera envuelva en misterio el origen y motivo de la magnética criatura titular, así puede ser metáfora abierta a interpretaciones sobre la maternidad como deber ser, la libertad al elegir ser madre y la desfiguración del cuerpo con el proceso de embarazo y parto. Sin duda, la brillante y siniestra Huesera resuena y acecha nuestras visiones. Quizás, tras verla, a ti también te quiebre el pie.

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