House of the Dragon 1.08 (recapitulación): The Lord of the Tides
Disponible en: HBO Max.
Dirección: Geeta Vasant Patel.
Guion: Eileen Shim. Basado en la novela Fuego y Sangre de George R. R. Martin.
Elenco: Paddy Considine, Matt Smith, Emma D’Arcy, Olivia Cooke, Fabien Frankel, Rhys Ifans, Eve Best, Wil Johnson, Bethany Antonia, Elliot Grihault, Harry Collett, Tom Glynn-Carney, Phia Saban, Ewan Mitchell, Phoebe Campbell, Sonoya Mizuno, Alexis Raben, Maddie Evans.
Temporada 1, episodio 8.
Palomómetro:
Más información de la serie: https://www.imdb.com/title/tt11198330/
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El siguiente texto contiene spoilers del octavo episodio de House of the Dragon y algunos de la serie Game of Thrones.

Viserys, el rey que solo quería jugar Legos y ver a su familia unida
Empezamos The Lord of the Tides, capítulo 8 de House of the Dragon, en Driftmark. Rhaenys Targaryen (Eve Best) y su nieta Baela (Bethany Antonia) reciben la noticia de que Corlys Velaryon (Steve Toussaint) fue gravemente herido en su camino a los Peldaños de Piedra, los cuales otra vez son un problema para el reino. La situación de la Serpiente Marina es delicada, y su hermano, Vaemond (Wil Johnson), cree urgente nombrar a su sucesor en el trono de la isla y la opción idónea (según él) es él mismo. Le echa en cara a Rhaenys la legitimidad de su supuesto nieto, Lucerys Velaryon (Elliot Grihault) y su poca preparación para el título. La princesa le recuerda la voluntad de su esposo y que existe la esperanza de que se salve, pero su cuñado insiste en que pedirá una audiencia en King’s Landing para solicitar su nombramiento.
En Dragonstone, mientras celebra que la dragona Syrax ha incubado una nidada de huevos, Daemon Targaryen (Matt Smith) recibe una carta de Baela que le cuenta a su padre de los planes de Vaemond. Él le da el mensaje a Rhaenyra (Emma D’Arcy) y ambos se encaminan también a King’s Landing para objetar la audiencia de Vaemond. Reconocen que Rhaenys no será una aliada porque cree que mataron a Laenor para poderse casar (algo parcialmente cierto), pero deben al menos intentar defender la herencia de Luke, pues aceptar la voluntad de Vaemond es aceptar la ilegitimidad de sus tres hijos Velaryon, y por ende, la pérdida de la sucesión al trono para ella y su primogénito, Jacaerys “Jace” (Harry Collett). Así es como la princesa de Dragonstone, embarazada de su sextx hijx, y el resto de su familia viajan a la capital del reino.
Ahora el castillo se encuentra adornado por la estrella de siete puntas, el símbolo de la Fe los Siete, religión que practica la mayoría del reino, y de la cual Alicent (Olivia Cooke) se ha hecho cada vez más devota. Esta ahora es la regente a lado de su padre y Mano del Rey, Otto Hightower (Rhys Ifans), ya que el rey Viserys (Paddy Considine) está oficialmente incapacitado para gobernar. Viserys se encuentra postrado en su cama y una venda cubre la mitad de su rostro. Rhaenyra, quien lleva años sin visitarlo, se sorprende de su estado, pero se acerca a él y le habla con dulzura. Su padre demora un tiempo en reconocerla, pero cuando lo hace, se alegra de su presencia. La princesa le presenta a sus dos hijos pequeños, Aegon y Viserys, fruto de su matrimonio con Daemon. El rey animadamente le comenta que es “el nombre de un rey”, pero su felicidad se desvanece cuando el dolor lo ataca y le pide que le dé el té que tiene a lado de su cama. Este despierta la curiosidad de Daemon, quien se da cuenta que se trata del “té de la amapola” (opio).
Alicent, quien se encaminaba a saludar a sus visitantes, es interrumpida para resolver un asunto de su hijo, el príncipe Aegon (Tom Glynn-Carney) y una doncella de su esposa, la princesa Helaena (Phia Saban). Su dama, Talya (Alexis Raben), la espera con la doncella en cuestión, Dyana (Maddie Evans). La joven desconsolada entre lágrimas y súplicas le cuenta a la reina cómo fue violada por su hijo. Alicent abraza a la muchacha y le asegura que le cree, le ofrece una compensación monetaria, pero la amenaza de que nadie más puede enterarse de lo ocurrido porque no todos aceptarán su verdad como ella lo hizo (en un obvio afán de proteger a su hijo y no por resguardar su integridad). También la hace beber lo que podemos deducir es un té abortivo. Después de este encuentro, la reina furiosa se dirige a la habitación de su hijo, aún dormido y sin interés de madurar, lo despierta y le da una bofetada. Cuando Helaena pregunta por su doncella, la reina no puede más que abrazarla por compasión.
Cuando Alicent se reúne finalmente con Rhaenyra y Daemon, la pareja le echa en cara el estar “drogando” al rey. Ella les asegura que es para evitarle el dolor que tanto lo hace su sufrir (eventualmente comprobamos que el rey padece de dolores insoportables). En el patio, Jace y Luke recuerdan los momentos que vivieron ahí durante su infancia. Jace se siente incómodo por cómo la gente los observa y reconoce que es por el poco parentesco que tienen con Laenor. Observan a Aemond Targaryen (Ewan Mitchell) entrenar junto a Criston Cole (Fabien Frankel) y los hermanos se asustan por lo buen guerrero que su tío se ha convertido y al recordar en lo mal que terminó la relación con él la noche en que reclamó a Vhagar como su dragón. Aemond los ve y con una sonrisa sombría les pregunta si llegaron a entrenar.

Vaemond también llega al castillo y plantea su propuesta a la reina y a la Mano del Rey en privado. Alicent tiene cierta resistencia, pero Otto intenta convencerla de que Vaemond está en lo correcto. Rhaenyra busca a Rhaenys, la princesa de Dragonstone sabe que su tía llegó a avocar por sí misma para el trono de Driftmark. Rhaenys muestra cierta resistencia hacia Rhaenyra y la culpa de lo ocurrido a Laenor.
Rhaenyra se defiende, diciéndole que lo amaba de verdad y le jura que no tuvo nada qué ver con su muerte (a estas alturas ya sabemos que cada vez que Rhaenyra jura que una acusación en su contra es falsa, es verdad). Le propone una tregua: casar a las hijas de Laena y Daemon con sus hijos. De esa manera Baela puede reinar Westeros junto a Jace y Rhaena (Phoebe Campbell) y Luke pueden heredar el trono Driftmark. Rhaenys no se deja convencer tan fácil y le dice que los Hightower darán “su primer golpe” durante la audiencia y harán que Rhaenyra se coloque de “rodillas”, mientras ella deberá quedarse sola de pie. Rhaenyra, desesperada, acude nuevamente a su padre y le pregunta si de verdad cree en la Canción de Hielo y Fuego, la premonición de Aegon el Conquistador. Llora ante él y lo culpa por haberla nombrado la heredera del trono, acción que dividió a la familia Targaryen. Viserys, sumido en el dolor que el opio no calma por completo, le dice que ella es su “única hija”, pero Rhaenyra le suplica que si es así, tiene que defenderla a ella y a sus hijos.
Mientras limpian las heridas del rey, este le dice a Otto que desea hacer una cena en honor a que toda su familia se ha reunido en el castillo y rechaza el té que le ofrecen para el dolor. La audiencia por la sucesión de Driftmark da inicio y Vaemond toma la palabra. Rhaenyra intercepta al hombre cuando pone en duda la legitimidad de sus hijos, pero Alicent la calla y le pide a Vaemond continuar. Sin embargo, es interrumpido por el anuncio del rey Viserys entrando a la sala del trono.
Esta acción conmociona de diferentes formas a los presentes. Su paso es lento y el dolor se refleja en su rostro; la cámara se centra en la reacción de todos: Rhaenyra sabe que llegó a defenderla, Otto y Vaemond ven los planes frustrados, Alicent lo ve con un rostro que puede interpretarse como temor o compasión y Daemon siente pena por él. Nadie se atreve ayudarlo, saben muy bien que sería humillarlo. Antes de sentarse en el trono, tira la corona y se molesta que alguien más la levante por él, pero es Daemon y deja colocársela. La audiencia se retoma, pero esta vez el rey indica que la única persona que está capacitada para hablar en nombre de Corlys es Rhaenys y le cede la palabra.
Su prima, sabiendo lo que la presencia del rey implica, reconoce que Luke siempre fue la decisión de su esposo y que oficializa la propuesta de matrimonio que Rhaenyra le ofreció anteriormente. Los jóvenes se emocionan de saber que serán casados con sus primas y la reacción es recíproca. Vaemond objeta, y le expone al rey su postura. Daemon lo reta a decir la palabra “bastardos”. Vaemond lo hace y remata con llamar a Rhaenyra una “golfa”. El rey lo amenaza con cortarle la lengua, pero la discusión se da por zanjada cuando Daemon, de un golpe limpio de su espada, le corta la cabeza. La acción causa diferentes efectos en todos, pero como sabemos que Daemon es Daemon y el hermano del rey, se sale nuevamente con la suya sin ninguna repercusión.
Una guerra civil que podría haberse evitado si no se llamaran todos igual

Más tarde, se lleva a cabo la cena. Ahora hay una distancia espacial y metafórica entre las dos mujeres que un día fueron cercanas, y la discordia se ve reflejada en sus respectivas familias. El rey ingresa y la hostilidad en la mesa es palpable. Viserys se levanta y se quita la máscara para revelar lo que oculta con ella con el afán de mostrarse tal cual es con su familia. Perdió un ojo y la mitad de su rostro se encuentra podrido. Les recuerda que los ama y les pide que por favor dejen sus diferencias a un lado por su bien. El gesto los compadece, principalmente a las dos mujeres que están a su lado. Rhaenyra es la primera en tomar la palabra y pide un brindis por la reina consorte y le agradece el cuidado que ha tenido por su padre. Las palabras de la princesa ablandan a Alicent, quien le agradece el gesto pidiendo un brindis por ella y lo culmina diciendo que “será una buena reina”. Alicent lo dice de forma genuina y a su padre no le agrada en lo absoluto.
Aunque ellas parecen estar en buenos términos, sus hijos no pueden dejar el pasado atrás. Aegon provoca a Jace, y el joven Velaryon responde con sacar a Helaena a bailar. El transcurso de la velada parece un sueño de Viserys. Alicent toma de su mano, Jace y Helaena bailan mientras Otto los anima desde la mesa, y Rhaenyra y Daemon ríen. Lo que tanto deseaba se ha vuelto realidad, pero el dolor se hace insoportable y pide que lo retiren del lugar.
La velada se ensombrece cuando llevan un cerdo horneado a la mesa frente a Aemond y Luke no puede contener la risa (recordando la broma que le hicieron cuando aún no tenía un dragón). Aemond se levanta de golpe y ofrece un último brindis a la salud de sus sobrinos. Comenta sobre lo guapos, sabios y fuertes que son como su padre (en inglés, fuerte se traduce como “Strong”, apellido del padre biológico de los tres jóvenes). Alicent le pide a su hijo que se contenga, pero la ignora. Jace no se aguanta y ataca a Aemond, Aegon previene a Luke de hacer lo mismo y los guardias interceptan a los hermanos Velaryon. Alicent reprime a su hijo por lo que acaba de hacer, pero él insiste en que no hizo nada malo y los vuelve a provocar. Ahora es Daemon quien previene una reacción de sus sobrinos/hijastros y Rhaenyra los envía a sus habitaciones. Daemon observa a Aemond, sabe que ha encontrado a su semejante en habilidad, perspicacia y psicopatía. Rhaenyra reconoce que no deben permanecer más tiempo en King’s Landing, pero Alicent le ruega para que se quede. La princesa promete regresar por cuenta propia en su dragón.
A unos kilómetros de la Red Keep, Mysaria (Sonoya Mizuno, la examante de Daemon y quien filtró la noticia de su visita con Rhaenyra al burdel) es informada por Talya lo ocurrido en el castillo (aún no sabemos si se trata de la violación de Aegon o lo ocurrido en la cena). Alicent visita al rey en su habitación, quien se retuerce del dolor. Alicent se sube a la cama y le ayuda a tomar el té que lo aliviará.
En medio del efecto analgésico, y considerando que la reina está del lado del ojo que perdió, el rey cree que se trata de su hija. Le pide disculpas y Alicent, confundida, lo calma mientras acaricia su mano. El rey insiste en responder su pregunta. Ella no entiende a qué se refiere, pero cuando el rey menciona a Aegon (refiriéndose al Conquistador), la reina cree que se trata de su hijo. Entre balbuceos, Viserys menciona al príncipe que fue prometido, el que unirá al reino para salvarlo de la amenaza que llegará desde el norte. Alicent da por confirmado que se trata de su hijo cuando, en su último aliento, el rey dice que ella es “quien debe hacerlo”. Alicent, aún agitada con toda la información que recién recibió y que cree ser la última voluntad de su esposo, se retira. El rey cierra los ojos, finalmente pudiendo descansar del dolor.
Pensamientos generales:
* Contrario a lo que opina la mayoría de la audiencia, no experimento el odio hacia Alicent y siento que, en general, es inmerecido. Este episodio sirvió para concretar mis sentimientos hacia ella, y en su mayoría son positivos. Olivia Cooke es perfecta para el rol.
* Me rehúso a aceptar comentarios sobre cómo Alicent falló como madre, cuando sus tres hijos tuvieron a un padre ausente, obsesionado con la hija de su matrimonio anterior.
* El puchero de Olivia Cooke cuando está consternada es igual de característico que el de Florence Pugh y me encanta.
* No hay nada más qué decir sobre la actuación de Paddy Considine que no se haya dicho ya después del octavo episodio. La escena de él entrando a la sala del trono brindó toda la emoción que necesitaba un momento con ese impacto (¡¡¡acompañado por esa pieza musical !!!). Confieso que verlo observar a su familia disfrutar por breves instantes la cena me sacó un par de lágrimas. Los fans ya iniciaron la campaña del pueblo para su consideración al Emmy y será extrañado en HotD. No obstante, el equipo de maquillaje y efectos especiales también merece reconocimiento por su trabajo en este episodio.

Mercadóloga por profesión, cinéfila por pasión. Amante de las historias y sus múltiples formas de contarlas. Fan de muchas cosas y apologista de otras cuantas. Aunque no estudió una carrera afín, desde adolescente encontró el gusto por escribir sobre libros, películas y series. Es la fan número 1 de Robert Pattinson en Guatemala, cree firmemente que Twilight (2008, dir. Catherine Hardwicke) es una joya incomprendida, y perdió la cuenta de las veces que ha leído Orgullo y Prejuicio o visto la adaptación de 2005.