House of the Dragon 1.07 (recapitulación): Driftmark
Disponible en: HBO Max.
Dirección: Miguel Sapochnik.
Guion: Kevin Lau. Basado en la novela Fuego y Sangre de George R. R. Martin.
Elenco: Paddy Considine, Matt Smith, Emma D’Arcy, Olivia Cooke, Fabien Frankel, Matthew Needham, Rhys Ifans, Eve Best, Shani Smethurst, Eva Ossei-Gerning, Leo Hart, Harvey Sadler, Ty Tennant, Leo Ashton, Arty Froushan.
Temporada 1, episodio 7.
Palomómetro:
Más información de la serie: https://www.imdb.com/title/tt11198330/
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El siguiente texto contiene spoilers del séptimo episodio de House of the Dragon y algunos de la serie Game of Thrones.
Driftmark vuelve realidad los memes que comparan a House of the Dragon con la telenovela Pasión de gavilanes y la llaman Pasión de dragones. Ya sabemos que es una serie que incluye emoción en todos sus episodios, pero el nivel de melodrama y el tono que se vivió durante el séptimo episodio, para bien o para mal, hacen reminiscencia a los productos televisivos que nos entretenían a diario durante nuestra infancia y adolescencia en casa.
Una boda y un funeral

El episodio recibe el nombre del hogar de los Velaryon porque pasamos casi una hora entera ahí. Con el propósito del funeral de Laena (Nanna Blondell), el asentamiento de su familia es el lugar donde no solo desembocan las olas, sino también los dramas que la serie ha planteado hasta ahora. La familia real está presente: Rhaenys (Eve Best) y sus nietas, Baela (Shani Smethurst) y Rhaena (Eva Ossei-Gerning), están desconsoladas. Rhaenyra (Emma D’Arcy) y sus hijos también están ahí, al igual que Otto Hightower (Rhys Ifans), quien porta nuevamente el broche de la Mano del Rey. Vaemond Velaryon (Wil Johnson), tío de Laena, da las palabras de despedida antes de arrojar a su sobrina al mar según las costumbres de la familia Velaryon. Durante su discurso, menciona cómo la sangre valyria es espesa y no deben permitir que se diluya. Daemon (Matt Smith) no conteniente su risa burlona y voltea hacia los hijos de Rhaenyra, Jacaerys “Jace” (Leo Hart) y Lucerys “Luke” Velaryion (Harvey Sadler).
Por fin vemos a Rhaenyra vestir de negro, oficializando la división que hay en la familia del rey Viserys (Paddy Considine). La princesa le pide a su hijo mayor, Jace, que acompañe a sus primas durante su duelo. Jace le responde que él también perdió a su padre, Harwin (Ryan Corr), pero Rhaenyra le hace énfasis que Laenor (John Macmillan) es su papá.
Los hijos varones de Alicent (Olivia Cooke), Aegon (Ty Tennant) y Aemond (Leo Ashton), observan a su hermana Helaena (Evie Allen) jugando con un insecto y susurrando lo que hasta este punto podemos confirmar que son premoniciones. Por la conversación de los hermanos nos enteramos de que Aegon y Helaena están comprometidos. Él detesta la idea porque la considera una “tonta” y sin algo en común, Aemond le recuerda que ella será su reina y que, si su madre los hubiera comprometido, él lo aceptaría como parte de su deber. De esta conversación nos quedan dos cosas: Aegon sigue sin interesarse por el trono y su hermano menor es quien tiene el interés político y su enfoque por cumplir el deber heredado de su familia materna. Por el resto de la velada, Aegon se dedica a alcoholizarse.
Corlys Velaryon (Steve Toussaint) habla con Luke y le recuerda que algún día él heredará Driftmark; el niño le responde que no lo quiere porque eso significa que todos deben estar muertos para que suceda. Por su parte, se nota que, aunque Aemond desea entablar una conversación con Jace, prefiere evitarlo.
Laenor está desconsolado por la muerte de su hermana y Corlys manda a Qarl Correy (Arty Froushan), su amante, a evitar que cometa algo imprudente en un gesto que llama la atención de los asistentes. Llega la hora de la penumbra y los hilos sueltos se empiezan a coser. Daemon y Viserys se reencuentran, el rey le dice a su hermano que es bienvenido en King’s Landing, pero Daemon le rechaza la oferta. Aegon está demasiado embriagado como para ponerse de pie, Otto lo encuentra y lo levanta de una patada. Viserys, que está lo suficientemente cansado como para seguir departiendo, se despide de todos y llama a Alicent “Aemma” en frente de los demás.
Cuando la mayoría de los presentes se ha retirado a sus habitaciones, Rhaenys sufre por la muerte de su hija. Le reprocha a su esposo que por su orgullo la perdieron. Corlys le recalca que ella es quien merecía estar sentada en el Trono de Hierro y que iba a hacer lo posible para regresárselo, pero ella no está convencida y le dice que es él quien más lo deseaba. Le pide nombrar ahí mismo a Baela como la heredera de Driftmark en lugar de Lucerys, pues es quien verdaderamente porta la sangre de los Velaryon. Corlys, al igual que Viserys, se rehúsa a dar su brazo a torcer con respecto a su heredero y le enfatiza a su esposa que la historia no recuerda sangre, sino nombres.
En la playa, Daemon y Rhaenyra finalmente están a solas. Rhaenyra habla sobre cómo su matrimonio es una farsa, que a pesar de haber intentado procrear con Laenor fue imposible y que encontró en Harwin Strong lo que era sentirse deseada. Daemon la consuela diciéndole que al menos él si puede llorar la muerte de su amada en público. Rhaenyra le reclama haberla abandonado y que, gracias a eso, ella se ha sentido sola y su vida se volvió un desastre. Él se defiende diciéndole que a penas era una niña, pero ella le insiste que ya no lo es. Se besan y tienen sexo en una escena curiosamente tierna (dada la naturaleza de ambos personajes y el hecho de que son tía y sobrina).
Un ojo por un dragón

Aemond, frustrado porque su hermano se burló nuevamente de su falta de dragón, sigue a Vhagar, quien ahora se encuentra sin jinete después de la muerte de Laena, y lo reclama como suyo y lo monta en vuelo. Baela y Rhaena observan desde lejos lo que acaba de suceder y corren a despertar a Luke. Los cuatro primos encaran a Aemond cuando regresa a tierra, las niñas le recriminan que era el dragón de su mamá y que Rhaena merecía reclamarlo. La discusión termina en golpes y, después de que Aemond llama a los hijos de Rhaenyra “bastardos”, Luke le corta el rostro con una navaja. La herida resulta en la pérdida de un ojo y Alicent está furiosa. Viserys intenta tranquilizarlos pidiendo una justificación. Rhaenyra entra al salón y sus hijos le confiesan el motivo de la disputa. Ella se queja ante el rey de las acusaciones sobre sus hijos y le recuerda que eso es motivo de traición a la corona, este demanda a Aemond que confiese quien le dijo tal cosa sobre sus nietos.
Aemond observa a Alicent, quien se pone nerviosa ante la reacción de su hijo, pero con la insistencia del rey, el príncipe le dice que fue su hermano, Aegon. El rey ahora cuestiona a su hijo mayor, quien dice que todo el mundo lo sabe con solo ver a los niños. Viserys ordena que tales habladurías no salgan del salón en donde están, y que todo acabe en disculpas (típica táctica de Viserys). Alicent, inconforme, amenaza con que la deuda debe ser pagada de forma justa y ordena a Criston Cole (Fabien Frankel) quitarle el ojo a Lucerys. Cuando el rey se opone, Alicent le arrebata la daga a su esposo y se lanza en busca del niño. Rhaenyra la detiene y le dice que todo este tiempo se ha escondido bajo el manto de la moralidad, pero que por fin verán quién es realmente. Eso retracta a la reina, pero un movimiento brusco hace una herida en el brazo a la princesa. Aemond, quien hasta el momento no había dicho más de lo necesario, tranquiliza a su mamá con un comentario afilado: fue un intercambio justo porque perdió un ojo, pero ganó a Vhagar.
Otto busca a su hija después del conflicto. Alicent le dice que se arrepiente por lo que hizo y que sabe que él está ahí para reprocharle. Aunque Otto le da la razón, le dice que por fin notó en ella una faceta que creía que su hija carecía. Una cara necesaria para ganar el juego en el que están participando. La exhorta a disculparse con el rey para apaciguar las aguas y le recuerda las palabras de su hijo: ahora tienen al dragón más grande de su lado. Laenor llega tarde y se disculpa con Rhaenyra, le promete ser un mejor esposo y se lamenta que los dioses lo hayan hecho como es. Rhaenyra le dice que no hay nada malo en él, y que al contrario, es un hombre honorable.
Al partir de Driftmark, Alicent se disculpa con el rey y él le pide no volver a sacar el tema. Larys Strong (Matthew Needham), ahora señor de Harrenhal, se coloca nuevamente a las órdenes de Alicent. Las intenciones de Larys aún no han quedado esclarecidas, pero si algo no me queda duda, es que hay una atracción por la reina. Rhaenys aún sigue molesta con Corlys y lo evita.
Rhaenyra y Daemon se vuelven a encontrar y ella le pide ayuda a él para unir sus fuerzas y sangre como Aegon el Conquistador lo hizo con sus hermanas. Ambos saben que para poderse casar, Laenor debe estar muerto. Rhaenyra insiste que no quiere ser una reina tirana, pero él le recuerda que el miedo le ganará el respeto de las personas. Mientras ambos conversan el valyrio sobre el futuro que los depara, un montaje muestra cómo Daemon le ofrece una vida de libertad y dinero a Qarl a cambio de un favor. Qarl accede, y en una pelea de espadas cerca del fuego, Rhaenys suelta un grito desgarrador cuando encuentra a su hijo calcinado. Qarl escapa de la escena de crimen y descubrimos que la identidad de su acompañante es nada más y nada menos que Laenor. Ambos sonríen, encaminados a una vida donde podrán estar juntos. Rhaenyra y Daemon celebran su unión “sacramental” en una ceremonia valyria con la presencia de sus hijos, un sacerdote y un maestre como testigos.

Pensamientos generales:
* A partir del quinto, cada episodio me ha gustado menos que el anterior.
* Si bien entiendo la estrategia de guion al plasmarlo de esa forma, la muerte falsa de Laenor en formato montaje arruinó el tono de la serie. Esto refuerza mi opinión de la semana pasada: después de que GoT nos hiciera sufrir con muertes dolorosas en pantalla, las muertes en HotD carecen de ese peso emocional.
* Dicho lo anterior, y sabiendo que fue una movida de telenovela y no de una historia proveniente de George R.R. Martin (donde ningún personaje obtiene un final genuinamente feliz), me gustó el hecho de que evitaran un desenlace de “entierra a tus gays” (“bury your gays”).
* No importa qué tanto nos insistan que el rey Viserys extraña a su difunta esposa, no voy a olvidar que él es el único culpable de su muerte.

Mercadóloga por profesión, cinéfila por pasión. Amante de las historias y sus múltiples formas de contarlas. Fan de muchas cosas y apologista de otras cuantas. Aunque no estudió una carrera afín, desde adolescente encontró el gusto por escribir sobre libros, películas y series. Es la fan número 1 de Robert Pattinson en Guatemala, cree firmemente que Twilight (2008, dir. Catherine Hardwicke) es una joya incomprendida, y perdió la cuenta de las veces que ha leído Orgullo y Prejuicio o visto la adaptación de 2005.