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FYC Emmys 2023: Sarah Snook en Succession

Escrito el 22 junio, 2023 @StarcoVision
En la sección “FYC Emmys 2023” le pedimos a la Academia de televisión que amplíe sus horizontes y vea más allá de lo que sus miembros siempre votan, presentando propuestas que serían nominaciones merecedoras en los Emmys 2023.

“Debe darse al olvido lo que no tiene remedio. Lo hecho, hecho está.”

Lady Macbeth, La Tragedia de Macbeth (Escena II, Acto III)

Poco tiene de especial o innovador decir, casi que implorar, que la magnificencia del trabajo de Sarah Snook en Succession sea considerado para los Emmys. Es más, es casi un hecho que Snook va a conseguir la nominación en la categoría de mejor actriz drama. Este atrevido movimiento de cambiar a una actriz de la categoría en la que ha sido considerada durante el curso de su serie es un acto temerario, pero, en este caso, sabio.

La Shiv Roy de Snook se ha ganado el mérito de sentarse en la mesa de grandes íconos de las series dramáticas, aun cuando se convierta en leyenda como la Carrie Mathison de Claire Danes (Homeland) o muera siendo una mártir como la Peggy Olson de Elisabeth Moss (The Handmaid’s Tale). A su modo, Shiv Roy es historia pura de la televisión.

En la última temporada de Succession, Shiv mutó de ese personaje que va de la evolución a la más absoluta demencia y supo devorarse los atributos de grandes mujeres de la historia. Siempre fue sabido que Shiv no nació para ser una simple corderita relegada a los juegos de manos de sus hermanos. Ella quería ganar. Si eso no era posible, Shiv tampoco sería la única perdedora.

Shiv deja de ser Shiv para ser Siobhan Roy, la niña que se hizo mujer, un poco porque quiso y otro poco porque la obligaron a crecer. Solo una intérprete tan mimetizada con su personaje puede lograr un desempeño así de notable, y a Sarah Snook no le faltan méritos.

A Shiv Roy se la ha comparado con desde Juana de Arco hasta Lady Macbeth, pero convengamos que ninguna es suficiente para hacerle justicia. Shiv no es la heroína de ningún cuento, ni el suyo ni el de nadie, tampoco es una sacrificada, pero sí es una loca pasión. Shiv despierta un sentimiento de fascinación que hace imposible quitarle los ojos de encima cuando aparece en escena. Snook ha sabido construir un personaje que en apariencia y lenguaje corporal es el epítome de lo que toda mujer del siglo XXI aspira a ser, pero que es presa de caprichos que no ha sabido enfrentar. Una ambición casi enfermiza que para ella es una moneda corriente. Sí, Jesse Armstrong la escribió, pero sin una intérprete capaz de colgarse el desafío al hombro y correr, sería difícil llegar a la meta. El resultado es uno de los mejores (sí, mejores y vale recalcarlo) personajes alguna vez realizados.

En unos años, cuando el temblor haya pasado, nos sentaremos a mirar Succession y sentiremos la misma fascinación por la manera en que la cámara apunta a Shiv Roy y continúa dando razón al lujo de actuación que brindó Sarah Snook. ¿No sería lindo también ver como la niña Roy revolea el trofeo de Emmy que en algún año le recordó lo brillante que fue?

Hoy el desafío es elegir un episodio para enviar a consideración, pero vale el esfuerzo a las cuatro temporadas que vimos a la actriz australiana dar vida a un personaje que –a su imagen y semejanza– pateaba el techo de cristal con el que le tocó nacer.

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