Sin señas particulares (FICM 2020): un tributo desgarrador a las personas desaparecidas de México
Directora: Fernanda Valadez.
Guionistas: Fernanda Valadez y Astrid Rondero.
Países: México, España.
Elenco: Mercedes Hernández, David Illescas, Juan Jesús Varela, Ana Laura Rodríguez, Laura Elena Ibarra, Xicoténcatl Ulloa.
Sin señas particulares, de la mexicana Fernanda Valadez, presenta diversas perspectivas de vida dentro de una misma realidad. Sin importar el contexto social, los antecedentes de vida o las situaciones actuales, esta película deja claro que la sociedad mexicana es víctima constante de aquellos que controlan el país a base de violencia y terror.
El centro de la historia es Magdalena (Mercedes Hernández), una señora de Guanajuato que emprende un viaje al norte del país en busca de su hijo Jesús (Juan Jesús Varela), quien dejó su casa para cruzar la frontera en busca del sueño americano. Aunque todas las señales indican que Jesús ha muerto, Magdalena no estará satisfecha hasta encontrar su cuerpo o a su hijo sano y salvo.
Más allá del tono desolador y trágico de la película, algo que destaca por igual es que, a pesar de la desgracia que acongoja a este Estado Mexicano, no todo está perdido. No todas las personas son malas y en dónde uno menos se imagina puede encontrar almas sensibles dispuestas a ayudar al prójimo.
A pesar de que la historia inicia por un suceso trágico – la desaparición desde hace dos meses de Jesús y su amigo camino a la frontera – Magdalena se rodea por personas que muestran compasión, protección y auxilio a una señora que pone en riesgo su vida al buscar a su única familia. No se puede ignorar el hecho de que estas personas sean normales y corrientes, y no representantes del gobierno o las fuerzas policiacas que se supone deberían ayudarla.
En el camino, Magdalena se encuentra a una doctora que pasa por un momento similar al suyo – demostrando que este problema es de todos, y no solo de las clases socioeconómicas bajas de México o los migrantes que parten al norte –, su amiga del pueblo en el que vive y madre del acompañante de Jesús que la apoya en el momento más triste en la vida de ambas, así como múltiples hombres y mujeres que son pequeños eslabones en su búsqueda exhaustiva de respuestas y posibles rastros del niño perdido.
La película funciona como homenaje a las personas desaparecidas en México, así como a aquellos familiares que hacen hasta lo imposible por encontrarlas, incluso batallando con el Estado que se da por vencido, si es que en algún momento se preocupó por hacer algo al respecto. Destaca la manera en que las autoridades se ven rebasadas por los múltiples casos de desapariciones, convirtiéndose en entes fríos y ajenos al dolor de las familias.
A través de Magdalena nos aproximamos al contexto turbio y perturbador de la violencia en México, así como de la resiliencia del espíritu humano y la conservación de la esperanza hasta en los momentos más desesperanzadores.
En su odisea, Magdalena también conoce a Miguel (David Illescas), un joven mexicano que acaba de ser deportado y que está en busca de su madre en medio de un pueblo fantasma conquistado por el narcotráfico. Esta película bien podría ir de la mano de dos documentales recientes, el cortometraje Abrir la tierra de Alejandro Duno y el largometraje El guardián de la memoria de Marcela Arteaga.
A través de escenas duras, las coguionistas de la película – la directora Valadez y Astrid Rondero – presentan historias alimentadas por la imaginación colectiva que reflejan la perspectiva de las víctimas, quienes idean constructos sobrenaturales para lidiar con vivencias traumáticas. La cinta combina de manera inteligente y efectiva instancias de terror, angustia, misterio y drama.
Asimismo, el guion presenta de manera sensible y empática una realidad sufrida por miles de mexicanos. La historia se desarrolla de manera ordenada y efectiva, provocando un interés genuino desde el primer segundo hasta el final, el cual garantiza dejar un nudo en la garganta que durará varios días.
En otras cuestiones técnicas, todo es maravilloso. Lo visual y musical se unen de manera espectacular, dando un bello contraste a la tristeza y pesadez de la trama de la película. La fotografía de Claudia Becerril presenta bellos paisajes en la hora mágica que resultan ser inmunes a la crueldad humana, close-ups desgarradores que no pierden la angustia de Magdalena, y escenas alucinatorias que nos aproximan a la mente agotada y afligida de la madre.
La película ha conquistado distintos festivales desde el inicio de su tour internacional a principios de año. Ha ganado reconocimientos en Sundance, San Sebastián, Lima y Zúrich, hasta llegar a México con el Festival Internacional de Cine de Morelia. Esta respuesta favorecedora solo indica que, a pesar de tocar un tema tan local como son las desapariciones forzadas y las catástrofes causadas por el narcotráfico, los sentimientos al centro de la historia son reconocibles por todo el mundo.
Sin señas particulares es sin duda uno de los mejores debuts cinematográficos y una de las mejores películas del año. A través de un lente empático y sensible, Fernanda Valadez presenta una historia que sacude nuestros corazones y nos hace agradecer lo mucho que tenemos en nuestras vidas.
Originaria de la Ciudad de México, Alessandra considera al cine como su gran amor. Fanática empedernida de Paul Newman y La Momia (1999), y dueña de una facilidad envidiable para aprenderse diálogos innecesarios para la vida real, en 2017 fundó Palomita de maíz. Aquí escribe constantemente sobre cine y televisión. También pueden encontrar sus palabras en sitios como InSession Film, Filmotomy, Cherry Picks y Screen Queens.
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