Fantastic Mr. Fox: la deconstrucción de lo fantástico como metáfora de la masculinidad tóxica

Wes Anderson es regularmente criticado por su tendencia aparente por poner estilo sobre sustancia, y ser un cineasta repetitivo y efectista. Sin embargo, Fantastic Mr. Fox (2009), su primer largometraje animado, retrata su capacidad de mezclar estilo y sustancia de forma que sean intercambiables. En esta cinta, el estilo distrae al protagonista y simboliza sus inseguridades, por lo que al mismo tiempo es sustancia.
Fantastic Mr. Fox es una mezcla de géneros correspondientes al atraco, comedia y, más relevante para este texto, drama familiar. Dichos géneros coexisten fluidamente mediante una escenificación bella en stop motion centrada en animales parlantes.
La cinta es, en esencia, una revisión de la relación paternal entre el protagonista cánido (George Clooney) y su hijo (Jason Shwartzman), y las formas en que la paternidad llega a cuestionar y reconfigurar la identidad propia. Detrás de su fachada colorida, carismática, ingeniosa y estéticamente ostentosa, Fantastic Mr. Fox explora la forma en que la masculinidad tóxica provoca que la paternidad funcione como catalizador de un sinnúmero de inseguridades.
No es coincidencia que la película comience con Mr. Fox enterándose de que será padre durante un atraco, lo cual inmediatamente lo lleva a finalizar sus días de crimen. Dos años humanos después y asentado como columnista, Mr. Fox cae en una crisis existencial de la mediana edad. Esta lo lleva a adquirir en sobreprecio una casa que no puede pagar con fin el de sentirse socioeconómicamente exitoso y asentarse cerca de tres granjeros (Michael Gambon, Robin Hurlstone y Hugo Guinness), lo que provoca que Mr. Fox comience a coquetear con la posibilidad de reanudar sus actividades delictivas.

La acción y espectáculo son representados a través del estilo visual idiosincrático de Anderson, recibiendo los reflectores y convirtiéndose en el centro de atención tanto de la audiencia como del personaje de Mr. Fox. No obstante, el hilo narrativo de la relación padre-hijo siempre está presente, y toma la forma de Ash Fox reclamando constantemente la atención de su padre y tratando de encajar en su historia. En más de una ocasión, Ash es ignorado por Mr. Fox debido a que su atención está puesta en algún atraco. Así, se forma una representación estructural de la sustancia (relación padre-hijo) paulatinamente haciéndose parte del estilo (acción y estilo).
Mr. Fox está cegado por su propio ego y, en numerosas ocasiones, expresa fascinación por las habilidades físicas de su sobrino político Kristofferson (Eric Chase Anderson), lo cual podría ser inicialmente interpretado como su manera de externar un deseo por tener un hijo así. Sin embargo, una vez que todos los hilos temáticos convergen, Mr. Fox se abre sobre las inseguridades que definieron sus motivos: “Siento que todos deben pensar que soy el mejor, ‘el fantástico Sr. Fox’, y si no están completamente noqueados, apantallados y ligeramente intimidados por mí, no me siento bien conmigo mismo.” Por ende, el título de la cinta adquiere un nuevo significado, uno más complejo y temáticamente opulento.
El hilo narrativo que enaltece el núcleo emocional y existencial de la película es la necesidad de Ash por ser tan “fantástico” como su padre, a fin de ganar su aprobación. Ash se siente celoso de su primo por sus habilidades físicas y sociales que, hasta donde él sabe, son reminiscentes a las de su padre. No obstante, el adjetivo que califica a Mr. Fox se relaciona con su inseguridad, la cual es producto de su masculinidad tóxica.
Cuando Mr. Fox explica a su esposa (Meryl Streep) qué entiende por fantástico, todas son necesidades por reafirmar su masculinidad. Comprar una casa a sobreprecio y realizar atracos riesgosos e innecesarios son algunas de las maneras en las que siente que hace honor a dicho adjetivo. Lo fantástico, por ende, es una metáfora del tipo de masculinidad en la que los personajes masculinos no pueden permitirse demostrar tristeza, decepción o debilidad física.

En este sentido, la fijación de Mr. Fox y Ash sobre Kristofferson es una manera de expresar un mismo sentimiento: celos. Padre e hijo parecieran concordar en las cualidades innatas y fantásticas de Kristofferson, pero como la audiencia eventualmente reconoce, la vida de dicho personaje está lejos de ser perfecta debido a la grave enfermedad de su padre. Kristofferson, a diferencia de sus dos parientes, llora dentro de la diégesis, reflexiona a partir de su dolor y no se siente incómodo expresando sus sentimientos.
Fantastic Mr. Fox funciona como un retrato sincero sobre una relación padre-hijo en la que ambas partes están constantemente intentando reafirmar su masculinidad a través de hazañas fantásticas a fin de alcanzar la validación del mundo entero y un padre, correspondientemente. La cinta es una exploración de lo fantástico como un adjetivo demarcado en un contexto patriarcal que requiere de sus miembros masculinos una constante conformación de su identidad de género al pasar sus inseguridades de generación en generación.
Mr. Fox y Ash, a pesar de su diferencia de edades, experimentan los mismos conflictos a lo largo de la cinta. Sin embargo, al final el concepto de “fantástico” es deconstruido. Fantastic Mr. Fox es un drama familiar que retrata que lo fantástico no es ajeno al fracaso, debilidad, tristeza y arrepentimiento. Este término está determinado por qué tanto uno está dispuesto a compartir dichos sentimientos con sus seres amados.

Alejandro se dedica a nutrir su cinefilia con todo tipo de cintas y revisitar aquellas que lo cautivaron, por lo que termina viendo una cantidad excesiva de películas cada año. Escribe desde temprana edad para publicar sus reseñas en redes sociales. Intenta ir al cine lo más seguido posible.
Magnífica reseña. Gracias Alejandro.