Eva Villaseñor: la documentalista mexicana sin miedo a la cámara

Eva Villaseñor es una documentalista y directora hidrocálida. Su carrera en el cine comenzó por medio de la fotografía, formándose en esta disciplina a través de diversos cursos y diplomados en el Centro de la Imagen en la Ciudad de México. De hecho, su habilidad en esta arte la hizo ganadora en 2011 del Concurso Internacional de Fotografía UNESCO, con su serie Habitación DF.
Aun así, parece que el cine siempre ha sido su objetivo, aunque como ella lo comenta, “la industria no cumple con mis objetivos y yo no cumplo con los suyos”. Sin embargo, es imposible negar el talento y lo mucho que tiene que decir, comprobado con su carrera.
En 2007, estudió guion cinematográfico, y después se especializó en cinefotografía en el prestigioso Centro de Capacitación Cinematográfica. A pesar de ser parte de un grupo selecto de cineastas mexicanos en acudir a dicho colegio, su paso por ahí no fue cosa sencilla, lo cual explora a fondo en su primer documental, Memoria oculta (2014). Con este trabajo, Villaseñor atrajo la mirada de especialistas y conocedores, incluso ganando el Premio de Mejor mediometraje en el Festival Dei Popoli en Florencia.
De hecho, una de las cosas más admirables de esta joven cineasta es su disposición a desnudar su vida en pantalla y reflejar episodios personales que bien podrían asustar a personajes menos sinceros. Ya sea la exploración de su brote de locura con su primer trabajo documental (Memoria oculta) o el retrato de su hermano y su relación con la música y las drogas (M) en su segundo esfuerzo directoral, la voz de Eva es clara y determinada.
En esta ocasión, tuve el privilegio de hablar con ella sobre su más reciente proyecto, el cortometraje El que te filma, una advertencia sobre el abuso y el acoso en la industria del cine, siguiendo su línea de concientización social a través de la presentación de temas tabúes y necesarios de discutir entre la sociedad mexicana.
A través de una llamada vía Zoom desde su casa en la Ciudad de México, Villaseñor nos platicó sobre su nuevo cortometraje, su vida en Aguascalientes, sus próximos proyectos y cómo ve al cine de la actualidad.
Palomita de maíz: ¿Qué se siente ser ya una cineasta consagrada?
Eva Villaseñor: No me considero consagrada. Gracias por verlo de esa manera. Lo que sí creo es que todo eso me ha ayudado a conectar con gente que nunca me hubiera imaginado que pudiera lograr conocer.
He tenido muchas experiencias con gente que ha ido a ver mi película, en lugares en los que ni remotamente pudiera imaginar que mi hermano [refiriéndose al documental M] se estuviera contando, proyectando y hablando así… Todavía de repente no logro entender muy bien la reverberancia [sic] que tienen las palabras en cuanto a lo que uno dice en las películas.
Siento que sobre todo cuando las cintas son personales de alguna manera, tardas un poquito en comprender bien realmente lo que hiciste, pero sí he tenido unas experiencias bastante chidas porque superan totalmente tus expectativas en cuanto a la empatía que generas.
Aunque no es mi aspiración llegar de una forma masiva, por lo mismo. Por la forma en la que mis proyectos están hechos, de una institución académica, también porque parecen ser ejercicios [refiriéndose al documental Memoria Oculta (2015)].
Una vez que logras tener esta comunión con la gente cuando estés allá después de la presentación, las pláticas que tienes, aprendes mucho y como que hasta te resuelven muchas preguntas que tú ni sabias que tenías: “ya sé porque hiciste esto así”. Yo digo ¡wow!, no puede ser que el cine tenga esta dimensión.
En tus dos largometrajes, tanto M como Memoria Oculta, eres muy abierta respecto a temas que la sociedad considera tabú. ¿Qué se siente exponer tu vida ante extraños?
De algún modo cuando se realiza un documental, se inscribe en el estilo de la [crónica] y lo que ya hemos aprendido de ¿qué derecho tiene ella de hablar desde su persona? ¿Por qué habría de interesarme su vida? Pero si yo lo hago ficción, ustedes entran de una manera diferente a la cinta.
Intenté algunos elementos cinematográficos para esto. Por ejemplo, no salir en pantalla, porque sé cómo soy cómo persona y cómo me veo ante una imagen. Por eso en Memoria Oculta nunca salgo yo. Creo que es más adecuado que las personas que entrevisto sean las que muestra como soy.
También tiene que ver que en el momento en que hice Memoria oculta tuve un taller de documental, el cual llegó tarde en la carrera. Por ejemplo, Viktor Kossakovski tiene una película maravillosa que se llama Svyato (2005) que trata de su hijo y de cómo tardó 3 años en dejar que se viera en el espejo. Es un regalo de amor de un padre a un hijo. Es una cosa maravillosa porque en 25 minutos ves todo ese abanico de personajes. Se aprecia como el niño ve su propia imagen y cómo se reconoce y descubre a su papá detrás del espejo. Creo que sí me cambió de rumbo respecto a muchas cosas de como yo las veía.
Cuando vi esa forma de hacer cine, más allá de las cosas y de la historia, lo que me cambió fue la estructura mental. Veíamos mucho cine inalcanzable; y sí, tienes la urgencia de contar algo, pero primero consíguete tus 10 millones. Y si te dan dinero, hablando de los mejores escenarios, es un desmadre.
Ya con un poco más de madurez, ahora las películas que tengo en mente dejarán de hablar de problemas personales para concentrarse en otras cosas. Por eso hice este cortometraje con Alexis (de Anda) y porque también quería trabajar con un guionista.

En referencia a tu nuevo cortometraje, El que te filma, lo entiendo como una advertencia sobre el abuso sexual de la industria cinematográfica. ¿Cuál es el trasfondo? ¿Qué buscas con este cortometraje? Sé que el guion no es tuyo.
Mira, yo creo que el guion obviamente es advertencia, pero la advertencia ya está dada. En el corto, nuestra protagonista ya está adentro de eso, el director es como un diablo y pareciera que está moviéndose alrededor de ella. Al firmar el contrato, ella hizo un pacto con un diablo. A su vez el dragón gigante puede ser la industria del entretenimiento.
No sé, pero es complicado porque es una interpretación mía. También dejó muchas cosas sueltas…. Pero sí, es una advertencia, pero ya de un tiempo pasado.
Tengo entendido por Memoria oculta que eres de Aguascalientes, que es una sociedad conservadora. ¿Cómo ha impactado esa sociedad e ideología en tu forma de ver las cosas?
Yo me fui muy chiquita de Aguascalientes. Mi mamá siempre fue, a pesar de todo, bastante libre en cuanto a mis decisiones. Siempre fui precoz, me juntaba con chavas más grandes, entré al taller de fotografía y dije: “encontré mi oficio”. Estaba terminando la secundaría y gané un concurso de fotografía.
Le dije a mi mama “Aquí en Aguas no hay mucho que hacer en relación con las artes plásticas”, y me fui a Guadalajara a estudiar. La idea era hacer algo relacionado con las artes plásticas, pero entré a un taller de guion. Entonces yo traía mucha historia del rancho de cosas que siempre me han impactado; por ejemplo, la educación sexual en Aguascalientes.
A mí me engrapaban hojas de los libros que tenían algo de información o educación sexual – como si no pudieras quitarle las grapas. Este es uno de los temas que me interesan, las relaciones de poder del amo y el esclavo. También la locura, lo que exploro en otros cortometrajes que hice [“Señora” (2012) y “R.” (2013)].
Yo me doy cuenta de que me he librado de muchas cosas. No sé, a lo mejor por mi hermano es que he tenido forma de conocer otras cosas. De niña sentía que mi mamá nos trataba igual, yo nunca sentí diferencia, un poco quizá por la sociedad, pero de niña obviamente no me daba cuenta.
Has dicho que la industria cinematográfica es muy competitiva, incluso inhumana y machista. ¿Cómo ves esta industria para tu futuro? ¿Cuáles son tus planes?
Yo a la industria no creo acceder, no cumplo los requisitos. Ella tampoco cumple con mis requerimientos. Hice una película – Memoria oculta – de 52 minutos y no paran de decir que es un cortometraje para bajarlo de nivel. Me vale si una película dura 5 minutos; digo hay maravillas de 2 minutos, pero la industria insiste en que duren más de 110 minutos para que vendan.
Hay buenas cintas que podrían durar 25 minutos y para alargarlas las hacen bodrios. No está chido porque adoctrinan a la banda y también generan frustración; es un camino muy duro. Lo bueno es que yo era fotógrafa y eso no me obligaba a tener a nadie, yo misma levanto la cámara.
Sí creo que se puede hacer más cine de recursos propios, sobre todo ahora con las plataformas de streaming. Catorce mil personas han visto la película [Refiriéndose a El que te filma] en no sé cuántos meses y eso me parece maravilloso.
Pero, eso con una sola plataforma digital. Seguramente en otras también ya la han visto más personas.
Ahorita, por ejemplo, es la primera vez que alguien me preguntó sobre el cortometraje de Alexis. Yo sabía que podía llegar el mensaje como quiera que sea. Pero a veces cuando lo presentan mucho, me genera mucho miedo de que se pierda el mensaje. Hay gente que me dijo que a nadie le interesaría mi película M. Esto me dio más coraje y pues sí, lo que pasa es que no solo es el tema sino también como lo vas a contar.

Comentaste que piensas cambiar el enfoque personal a un enfoque más social y amplio. ¿Qué temas te gustaría explorar en tus proyectos a futuro?
Me interesa que en Aguascalientes hay muchos suicidios, es un tema que también brinca en mis documentales. Este problema surge a raíz de la llegada de la industria automovilística al estado. Trajo consigo crecimiento, pero sin relleno. Parecía que todo estaba bien y de repente la gente se colgaba.
Es como si toda una población está deprimida, porque no es realmente desarrollo. Siento que es algo provocado, los empujan hacia esos lados, los utilizan y no tiene escapatoria. Además, la sociedad es conservadora y religiosa…es panista, ¿qué te puedo decir?
Además, por ejemplo, la Feria de San Marcos está como dividida. Primero está la banda fresa, luego los Cholos, están los de la tambora y están los otros nuevos que fuman mota. Entonces hay una forma de contar la ciudad hasta por un solo recorrido de feria y entender cómo piensa la gente. No quiero ir a cuestionarlos. Mas bien quiero ir a retratarlos para que vean porque nos estamos matando.
Esta entrevista ha sido editada y condensada para dar claridad.

Iván Paredes es economista, esposo, padre de familia y cinéfilo. Ha colaborado en múltiples blogs sobre pobreza, arqueología y su zona favorita de la ciudad de México, Tacubaya. Ha estado involucrado desde el inicio en Palomita de maíz, presentando sus opiniones sobre el estado del cine mexicano y la relación entre el cine y la economía. Fanático de las películas mexicanas e intentando ofrecer una mirada descubridora del cine latinoamericano, en sus planes futuros está grabar un corto. Entre sus cintas favoritas se encuentran Niños del Hombre (2006), Soylent Green (1973) y Macario (1960).