Cuando Harry encontró a Sally: una reflexión personal del clásico romántico
“Te quiero cuando tienes frío estando a 21 grados. Te quiero cuando tardas una hora en pedir un bocadillo. Adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco. Te quiero cuando después de pasar el día contigo, mi ropa huele a tu perfume. Y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormir por las noches. Y eso no es porque esté solo, ni tampoco porque sea Noche Vieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible.”
Este año se cumplen 32 años del estreno de Cuando Harry encontró a Sally, película de la que guardo un inmenso cariño. Escrita por Nora Ephron y dirigida por Rob Reiner, trata sobre dos universitarios – Sally Albright (Meg Ryan) y Harry Burns (Billy Crystal) – que se conocen en un viaje en coche de Chicago a Nueva York. Durante su trayecto hablan sobre temas infinitos de los cuales destaca un debate sobre la amistad entre hombres y mujeres, siempre afectada por la atracción sexual, el cual marca su relación por los siguientes doce años.
Hasta que descubrí esta película solo conocía la perspectiva de la amistad entre hombre y mujer en películas que no dejaban ver el trasfondo de puntos opuestos entre los dos sexos. Cuando Harry encontró a Sally no fue por ese camino. Era diferente. Tenía frescura, ingenio y alma en cada una de las frases ideadas por Ephron. Rebosaba novedad en cada una de sus imágenes. Sin esperar más que una película amable y una historia de amor tierna, me sorprendió y ofreció una aventura con momentos inolvidables y ocurrentes, los cuales siguen estando vigentes más de tres décadas después.
Me encontré con esta historia una noche de primavera. Tras un día intenso de trabajo, quería llegar a casa y reproducir una película como había hecho millones de veces. No podía imaginar que estaría ante una de las obras que más me fascinarían. Cuando Harry encontró a Sally fue la primera vez que me pude conectar con una historia que tratase sobre este tema.
Las comedias que había visto antes dejaban un punto de vista al descubierto sin profundizar en el otro, o simplemente no se atrevían a hablar sin tapujos y mantas. Fue hasta que visualicé esta historia que me volví consciente de los estigmas que existían en los temas de atracción sexual y amistad pura en nuestra sociedad. Eso es lo que me encanta de descubrir películas, que me enseñen facetas que hasta ahora tenía desconocidas.
La historia comienza con Harry y Sally en un viaje en coche cuando son completos desconocidos. Sus diálogos se centran en si puede existir la amistad entre un hombre y una mujer:
Harry: Ningún hombre puede ser amigo de una mujer a la que encuentra atractiva porque siempre quiere acostarse con ella.
Sally: O sea que, según tú, un hombre sólo puede ser amigo de una mujer si no la encuentra atractiva.
Harry: No. También querrá acostarse con ella.
Sally: ¿Y qué pasa cuando ellas no quieren acostarse contigo?
Harry: Eso no importa. Porque el sexo siempre está presente, por lo que la amistad se ve condenada. Y ese es el fin de la historia.
Sally: En tal caso, tú y yo no seremos amigos.
Harry: Supongo que no.
Sally: Es una lástima. Eras la única persona que conozco en Nueva York.
Este diálogo nos deja entrever que iremos descubriendo esta historia con palabras llenas de realidad. La historia cubre más de 12 años de la vida de nuestros protagonistas, quienes crecen y evolucionan a través de sus relaciones interpersonales – en especial la que llegan a compartir – y descubrimientos internos sobre lo que quieren.
Acompañada por una inolvidable banda sonora a manos de Harrick Connick Jr., la línea temporal deja ver los encuentros fortuitos de Harry y Sally hasta llegar a un punto en que esas coincidencias evolucionan a una amistad. El cruce definitivo sucede cuando ambos están en plena etapa de vulnerabilidad emocional. Se encuentran en una tienda, en un momento tan casual como fortuito, en el que él deja ver inmediatamente que está triste. Sally acaba de romper su relación amorosa y está en busca de su felicidad individual, mientras que Harry acaba de divorciarse y está en un proceso de aceptación.
A través de sus conversaciones sobre expectativas amorosas e intentos de aceptación de sus nuevas realidades, Harry trae abajo las expectativas de masculinidad tóxica y distanciamiento emocional (las cuales había fomentado en su etapa más joven). Justo en su momento más vulnerable es que se vuelve agradable y digerible.
Al respecto, Cuando Harry encontró a Sally refleja aquellos detalles de la realidad en los que sentimos, sufrimos y de los que no debemos tener miedo de mostrar emociones frente a las personas que nos rodean. Al revés, gracias a esta humanización, es que los protagonistas por fin se encuentran en un punto medio para dar oportunidad a la aparición de una amistad genuina. A partir de las circunstancias en las que cada quién se encuentra en su vida – ella en una etapa de introspección y fortaleza, él en una de duda y humildad – inician una relación, eso que Harry no creía posible años atrás.
Al discutir la relación innovadora entre Harry y Sally también es necesario mencionar la escena más famosa de la cinta: el “orgasmo” de Sally durante un desayuno. Ephron trae abajo nuestras expectativas al mostrar a una mujer fingiendo un orgasmo en público, en un restaurante. Lo más significativo de esta escena es que Sally reivindica el placer sexual femenino, no solo las mujeres quieren y pueden tener orgasmos, sino que también pueden fingirlo.
Esta escenificación viene como respuesta a la actitud tajante de Harry presumiendo que todas las mujeres que estaban con él tenían un orgasmo. Con esta escena, Cuando Harry Conoce a Sally aborda ingeniosamente el tema tabú de sexo desde el punto de vista femenino, celebrando la liberación sexual y burlándose efectivamente del ego masculino. Esta escena se acabó convirtiendo en una imagen inolvidable.
Después de una década de conocerse – y meses de ser amigos –la narración llega a ese punto en el que tienen complicidad y confianza mutua. Quizás es en el momento en que se presentan a sus mejores amigos – Marie (Carrie Fisher) y Jess (Bruno Kirby) – cuando se dan cuenta de que sería complicado encontrar su química con otras personas.
Cuando Harry encontró a Sally resultó ser una revolución en las comedias románticas. A través de su guion autentico abrió nuevas perspectivas al tema de las relaciones y la manera en que las expectativas y suposiciones altivas de la juventud se vienen abajo con la experiencia y maduración. La cinta brindó al mundo una nueva ventana para explorar ese horizonte, muy explotado, pero poco entendido de las relaciones de hombre y mujer en el cine, dejando atrás falsos complejos y creencias ilusorias.
A través del guion de Ephron, la dirección de Reiner y las actuaciones al centro de Ryan y Crystal obtuvimos verdad, originalidad e ingenio. Cuando Harry conoció a Sally plasmó con humor el cambio de mentalidad ahora más abierta a discutir temas tabúes y a comenzar a exigir más autenticidad en las relaciones interpersonales, así como en las comedias románticas.