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Ante la crisis de COVID19, el gobierno va tras los fideicomisos cinematográficos  

Escrito el 5 abril, 2020 @Ivanwalls5

El pasado 2 de abril, el Gobierno Federal de México decretó la extinción de fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal. Esto con el objetivo de enfrentar la necesidad de recursos en estos tiempos de Coronavirus. Mientas que algunos aplauden la acción, otros la vemos con preocupación.

Un fideicomiso público es una entidad de la Administración Pública creada para un fin lícito y determinado a través del manejo de ciertos recursos que son aportados por el Gobierno Federal y administrados por una institución fiduciaria. La estructura del fideicomiso público está formada por tres elementos: a) los fideicomisarios o beneficiarios; b) el fideicomitente, atribución que corresponde únicamente a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; y la c) Fiduciaria, que puede ser cualquier institución o sociedad nacional de crédito. En el Informe de la Cuenta Pública 2018 se indicó que existían 310 casos de fideicomisos, mandatos y actos jurídicos análogos sin estructura destinados a apoyos financieros, subsidios y apoyos, infraestructura, prestaciones laborales y pensiones de la Administración Pública Federal.

De estos 310 casos, el Informe detalla que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) tiene 99 casos, mientras que la Secretaría de Cultura, 14. De estos, dos cobran nuestro especial interés: FOPROCINE (Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad) y FIDECINE (Fondo de Inversión y Estímulos al Cine). Ambos fideicomisos federales son otorgados y administrados por IMCINE para la producción, postproducción, distribución y exhibición de largometrajes mexicanos.

Por ejemplo, el FOPROCINE ha apoyado cintas como Sueño en otro idioma (2017), Cría puercos (2014) y La camarista (2019). De hecho, entre 2013 y 2019, de las 800 cintas producidas en México, 200 contaron con el apoyo de FOPROCINE. Por su parte, FIDECINE ha apoyado la producción de cintas como Sin ton ni Sonia (2002) y Bayoneta (2015).

La preocupación se ha extendido a lo largo de toda la comunidad cinematográfica mexicana. El pasado 3 de abril, por ejemplo, la Academia Mexicana de Cine declaró que IMCINE se encuentra en trabajos arduos para detener la suspensión de ambos fideicomisos.

De hecho, ayer por la noche, más de mil integrantes de la comunidad de cine de México enviaron a la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y al Secretario de Hacienda y Crédito Púlico, Arturo Herrera, una carta manifestando «su preocupación» ante la falta de emisión de una «declaración clara y contundente» en cuanto al decreto expedido el jueves pasado.

La desaparición de uno o ambos fideicomisos – sin un análisis profundo y serio – sería una pérdida invaluable para la industria cinematográfica del país. Estos dos fondos están compuestos por una burocracia mínima y su funcionamiento está regido por reglas claras conducentes a concursos transparentes.

En Palomita de maíz, somos fervientes creyentes en el poder de la cultura y la ciencia, los cuales nos han ayudado a enfrentar tiempos difíciles – siendo la pandemia de COVID19 el ejemplo más claro y cercano. Mientras que es innegable que la crisis sanitaria actual exige decisiones duras, quizá la solución está en otro lado. Un país sin ciencia ni cultura está destinado al fracaso.

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