Algún día nos contaremos todo (22 Semana de cine alemán): la exploración de los límites del deseo
Sección: Programación ficción.
Dirección: Emily Atef.
Guion: Emily Atef, Daniela Krien.
País: Alemania.
Elenco: Marlene Burow, Felix Kramer, Cedric Eich, Slike Bodenbender, Florian Panzner.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.goethe.de/ins/mx/es/kul/fil/22sca/22pel/06.html

Basada en el bestseller de 2011 escrito por Daniela Krien, Eily Atef presenta Algún día nos contaremos todo, su sexto largometraje lleno de pasión, donde el amor se muestra de forma diferente e, incluso, para el contexto en el que vivimos, aún puede resultar escandalosa. Esta es la historia de dos personas que se aman a su manera y que crean en una habitación el ambiente idóneo para vivir su amor, el cual, a los ojos de la sociedad, es reprobable, no solo por la diferencia de edad entre ambos, sino también por la forma en la que llevan al límite su deseo y pasión.
La exploración de la sexualidad sigue siendo un tabú que impide ver que, como seres humanos somos más complejos en ese sentido, pues a veces los besos, abrazos y caricias no son suficientes, siendo intercambiados por mordiscos y apretones. Con una carrera que abarca cintas para televisión, largometrajes premiados en festivales (Tres días en Quiberon), episodios de Killing Eve y películas de corte erótico, la visión que Emily Atef impregna a Algún día nos contaremos todo conjunta su experiencia y da como resultado una película con calidez y naturalidad, que transmite en imágenes la pasión y sensualidad que desbordan a sus protagonistas.
En la Alemania de 1990, la cual vive cambios con la unificación de Alemania Oriental y Occidental, la joven María (Marlene Burow) vive en la granja de los padres de su novio Johannes (Cedric Eich). Pese a los cambios en su entorno, María se sumerge en la monotonía de la granja, saliendo de ella a través de sus libros que son su principal compañía. Sin embargo, su vida da un giro cuando se acerca a su vecino Henner (Felix Kramer), 21 años mayor que ella.
Henner es un hombre solitario y con cargas emocionales profundas. Cuando Maria entra en su vida no lo hace como un rayo de luz que mejora su vida y lo hace darse cuenta de que es capaz de sentir amor; más bien todo se vuelve caótico y complejo, pues lo que empieza como atracción física y carnal, poco a poco se convierte en un sentimiento incontenible y abrumador.
La historia de este romance se narra desde la perspectiva de la protagonista femenina. Maria no es la protagonista llena de inocencia y víctima de un hombre que pudiera ser su padre; más bien, ella busca y propicia los encuentros con Henner, lo desea tanto como él a ella y quiere explotar esa sensación.
Cuando Maria y Henner comparten intimidad la tensión está presente. A veces se trata de una tensión erótica y otras, debido a la crudeza de las escenas de dominación, de una tensión incómoda en donde la pasión se mezcla con la violencia. Precisamente este es el acierto de la cinta, pues se atreve a mostrar una forma peculiar de vivir la sexualidad, en específico la de Maria, una joven que se descubre como objeto de deseo y disfruta de esto, permitiéndose vivir su sexualidad de manera diferente y entregándose a ella sin prejuicios.
Al dar más peso a las imágenes que a los diálogos, Atef brinda poca información sobre sus protagonistas. Lo que el espectador sabe de ellos es a través de deducciones del retrato de su romance (asertivamente enmarcado en la calidez del campo en los días soleados de verano). En sus escenas más íntimas se revela el interior de cada uno, se descubre la sensibilidad que ambos poseen, el amor que se tienen y la manera en que este está peleado con sus encuentros sexuales.
Como cualquier historia poco convencional, el romance entre Maria y Henner no tiene el final que merece, pero su concepto depende de la visión de cada espectador. La película invita a reflexionar sobre como amar a alguien no siempre es suficiente, el amor no lo puede todo y, en ocasiones, es lo menos importante.

Ale Stardust (como Ziggy de David Bowie) ama el cine y las series más que la comida. Fueron ellos quienes la acompañaron la mayor parte de su infancia y ahora le regalan un escape de la vida adulta. Fan de Harry Potter, los tatuajes, la lucha libre, creyente de la magia y de las películas de Hugh Grant, después de haber querido ser chef, historiadora y Power Ranger, se decidió por Ciencias de la Comunicación (por supuesto en la UNAM). Ahora pasa sus días intentando escribir sobre lo que ve y soñando con ser como Jo March.