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Museo: una apología del crimen

Escrito el 5 noviembre, 2018 @Ivanwalls5

Disponible en:

Director: Alonso Ruiz Palacios

Elenco: Gael García Bernal, Leonardo Ortizgris, Simon Russell Beale y Lynn Gilmartin.

País: México

Duración: 128 min.

Palomómetro:

Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt4958448/

Museo es una película que está basada en lo que sucedió en la Navidad de 1985 en México, cuando Juan Nuñez (Gael García Bernal) y Benjamín Wilson (Leonardo Ortizgris), dos oriundos de Satélite, en el área metropolitana del Distrito Federal, saquearon 140 piezas del Museo Nacional de Antropología. Se podría decir que la historia real únicamente fue utilizada de base, pues muchos datos fueron cambiados, incluidos los nombres de los saqueadores, sus motivos, cómplices y acciones posteriores al robo. En esta ocasión, esto resultó ser un acierto para contar esta historia con “completa libertad”.[1] El director Alonso Ruiz Palacios, quien ha dirigido previamente 2 cintas, Café paraíso (2008) y Güeros (2014), hace una excelente narración de los hechos, buscando más una aproximación cinematográfica que una narración fiel y plena de lo sucedido.

La cinta ganó el Oso de Plata a Mejor guion en el festival de cine de Berlín, así como el Premio del público a largometraje mexicano en el Festival Internacional de Cine de Morelia. Museo destaca también por ser la primera película mexicana producida por Youtube. En general, la cinta cumple: está entretenida y hay momentos en el guion que son realmente invaluables, de los cuales destacó dos:

  • La escena que sucede en la casa de Juan, poco antes del robo, en la cual se muestra con bastante claridad lo que normalmente sucede en las casas mexicanas de clase media o media alta en las fiestas decembrinas. Chismorreos, conflictos, niños gritando y una abundante cena. Un patriarca de la familia que siempre busca guardar las apariencias y una mamá que ama a todos sus hijos por igual, incluso a la oveja negra.

 

  • La discusión de los ladrones con Frank (Simon Russell Beale), un comprador inglés de arte robado. En esta escena se discute la importancia que los saqueadores de antigüedades tienen en el desarrollo de la arqueología como ciencia. Coleccionar es el primer paso para organizar y sistematizar el conocimiento. Esta charla, además de entretener, invita a la reflexión: los museos, incluso el de Antropología, han requerido el saqueo de piezas de sus comunidades de origen para contar con contenido de exposición. Tal es el caso, del enorme monopolito de Tlaloc que yace en el Museo de Antropología de la Ciudad de México. Su traslado a este museo se dio pese a la negativa de la gran mayoría de Coatlinchán, poblado donde se encontraba originalmente. La enorme colección del Museo Británico solamente fue posible gracias al saqueo y a la adquisición de piezas. No obstante, este “saqueo” permitió la supervivencia, en óptimas condiciones, de cientos de piezas que de otro modo hubieran permanecido escondidas en el desierto o en la selva.

Otro de los aciertos de la cinta, son las actuaciones de García Bernal y Ortizgris. Ambos son excelentes y su química es sobresaliente, diría que son amigos de toda la vida. Simon Russell Beale merece mención aparte, quién, pese a lo breve de su aparición, nos deja ver una actuación sublime: pasa de ser un “gordo traficante de antigüedades”, cuya primera reacción del espectador es odiarlo, a una figura que plantea, con una templanza y finura impresionantes, lo que implica el comercio de antigüedades.Sin embargo, si bien la película como un todo es muy buena, hay dos elementos que me preocupan. Uno es meramente estético y el otro es de mucho mayor profundidad:

  • En términos estéticos, la cinta busca recrear la vida de los capitalinos en los 80s, cosa que se logra gracias a los diálogos. No obstante, en términos de la fotografía y escenarios, la recreación es lejos de perfecta. Las tomas son casi siempre muy cercanas y no se permite apreciar la ciudad de esos tiempos. Estas decisiones permiten suponer que existió una imposibilidad presupuestal para recrear de mejor forma la ciudad de esos tiempos.

 

  • El otro tema que encuentro preocupante es la apología del delito. En la cinta, los ladrones son presentados, no como santos, por supuesto, pero sí con un matiz (muy) humano y carismático. Lejos de sentir antipatía por Juan, interpretado por Gael, su personaje nos lleva a desear que alcance su objetivo, después de todo Juan es valiente, noble y rebelde. Así, la cinta justifica y acepta el delito de manera innecesaria. Aprovechar a Gael para volverlo un villano hubiera sido un enorme acierto, tanto por su capacidad actoral como por el mensaje que hubiera mandado.

En términos generales, Museo es una cinta mexicana de enorme calidad que resulta ser una bocanada de aire fresco, y de esperanza, ante las diversas opciones cinemáticas que el cine mexicano saca continuamente. Salvo por su apología del delito, Museo es una cinta que recomiendo ver, aún si no son fans de la arqueología.

[1] En realidad, 120 piezas arqueológicas fueron sustraídas del recinto. Los autores confesos fueron Carlos Perches Treviño y Ramón Sardina García, por motivos aún desconocidos. Fue hasta cuatro años después, el 10 de junio de 1989, que la mayoría de las piezas fueron recuperadas después de la detención de Perches.

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